Me gusta la imagen que refleja el espejo. Me veo guapo y distinguido. El frac me sienta de maravilla, el cabello, habitualmente revuelto luce bien peinado.
Hoy es un día muy importante para mí, debo causar una buena impresión a la persona a quien voy a conocer; una mujer joven, hermosa y sensual. Es conocida en el ambiente del hampa como la dama de las esmeraldas, por las joyas que acostumbra usar.
Yo, le seré presentado como un acaudalado empresario americano, apodado el príncipe del petróleo. Ella no me conoce y no tiene idea de quien soy en realidad (un policía que lucha contra la corrupción y la injusticia).
Estoy investigando la desaparición de una niña de doce años. Se la vio por última vez al salir de la escuela, vestía una campera y gorro rojos. Hasta el momento no se pidió rescate. Esto me hace pensar, en contra de la opinión de mis jefes, que no es obra de un villano pervertido para abusar de ella, sino que detrás de este hecho se oculta algo mucho más grave.
En la ciudad operan dos mafias adversarias y cada una aspira a introducirse en el territorio contrario. Ambas son poderosas y cuentan con influencias importantes, motivos por los cuales es tan difícil luchar contra ellas.
Una es la de don Santorini, que se dedica esencialmente al contrabando y tráfico de droga. Mi instinto me dice que no está implicada.
La otra, sí me preocupa. Es la que dirige la dama de las esmeraldas, a quien nunca se la ve sola, a su alrededor siempre se desplazan siete guardaespaldas. Esta organización se dedica a la prostitución de menores y a la esclavización de niños para hacerlos mendigar.
Tengo que tratar de ganarme su confianza para introducirme en la banda y poder investigar a fondo, el caso que me ocupa; estoy seguro que la clave de la desaparición de la niña se encuentra allí.
Todo está muy bien planeado; me considero un hombre honesto y justo. Pero…ella es tan hermosa, que temo enamorarme y caer seducido bajo sus encantos
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