Julia asistía a su primera reunión estudiantil en la Universidad. Quedó deslumbrada ante la locuacidad del orador, tenía cautivada a la concurrencia. Lo consideró un líder nato; expresaba en palabras sus propios sentimientos. Igualdades sociales, reivindicación de derechos, libertad de credos; la lucha por una sociedad mejor y más justa.
A Pablo, mientras arengaba a la juventud, no le pasó desapercibida, esa pelirroja de abundante cabello enrulado, ojos verdes y nariz pecosa que nunca antes había visto.
Se enamoraron. Pertenecían a mundos distintos; ella era judía y él no. Tuvieron que vencer muchas barreras para poder concretar su unión. Ambas familias se oponían. Pero el amor pudo más que todos los convencionalismos y se casaron.
Los dos militaban en la misma organización. Además de amarse tenían en común los mismos ideales; luchaban por la misma causa, soñaban con cambiar el mundo.
Fueron muy felices, hasta que un pequeño cambio de palabras, fue tomando dimensiones mayores y derivó en una fuerte discusión, a la que él puso punto final diciéndole judía de m……
Quedó atónita, una bofetada hubiese sido más leve. Se sintió ofendida hasta sus raíces. ¿Cómo podía expresarse de ese modo? Él, que luchaba por las no diferencias.
No lo pudo soportar. Buscó el revólver de Pablo; lo tomó con las dos manos y lo dirigió a su boca. Lágrimas amargas se deslizaban por sus mejillas. Ella amaba la vida, pero la vida que había soñado y por la cual había luchado…
1 comentario:
Una desilusión, un mundo que se deshace frente a sus ojos lleva a la protagoniosta a tomar una decisión por demas extrema. Fuerte.
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