Para lograr volver a empezar de cero, desde el principio, hay que tocar fondo. Estamos cayendo al abismo del caos para luego recomenzar desde la luz, como el libro Génesis nos recuerda: desde el caos hacia la luz.
El hombre corre y recorre el tiempo, mira las agujas del reloj como si siempre fueran a estar ahí, incrustadas en el mismo.
Solos, los hombres, egoístamente, egocéntricamente, cada uno transita su camino, viven su película, estampan sus fotos en el muro de su mente, pretendiendo ser inmortales en la memoria y a los ojos de los demás. Al ojo de su mujer, se olvidan de la mirada de Di-s, que con estupor nos mira con pena y misericordia, desilusionado de haber sido tan mal maestro.
El hombre en su ciclo vital, va para volver, vive para reencarnar nuevamente, si no logra conectarse con la divinidad de la creación.
El ser cabizbajo, enfundado en sus ropas negras, recorre un camino abismal, obscuro.
Haciendo piruetas, aplasta sus neuronas, creyendo que así salteará obstáculos a los que no se quiere enfrentar, realidades que no puede explicar, fenómenos que no entiende. Se cree omnipotente, todo poderoso, eterno y se olvida que es solo una pequeña hormiga en un sistema galáctico, entre otros miles o millones.
Dejando de lado su capacidad creadora, olvidándose de sus semejantes, desconectado de su tiempo interior. Cae, para volver a empezar, contando con una nueva oportunidad para hacer mejor, para ser mejor, vivir mejor.
La humanidad aprenderá a vivir, pero: ¿por qué por el camino del sufrimiento y no por el camino del amor?
(El escrito fue basado en esta imagen)
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