La viuda de Eduardo Acevedo, decide regalar las pertenencias de su marido fallecido recientemente, comienza con su ropa que son cuidadosamente acomodadas y que irán a la parroquia.
Al entrar en el escritorio para elegir los libros, recuerda al escritor, que enseñaba y encaraba la lucha por el bienestar social, con el entusiasmo de los desafíos que la vida lo caracterizó. Mira el lugar donde paso mucho tiempo, un cuadro inclinado acapara su atención, lo saca y ve la parte trasera donde está escrito: “A mi amor, por quince años de vida compartidos”.
Recuerda que todavía no canceló su celular , comienza a ver las llamadas efectuadas, hay un número que se repite en forma constante, y que no le suena familiar, llama para interiorizarse de quien se trata, una voz sugestiva de mujer, le contesta, se queda paralizada, siempre tuvo confianza en su pareja, pero la duda comienza a emitir sonidos roncos , balbucea y pregunta ¿con quien hablo?, le responden,” la Gringa”, su desconcierto va en aumento, el silencio se rompe cuando le preguntan ¿ quien es?, ella contesta: tengo un mensaje de parte de Eduardo ,luego de una pausa le indican que se dirija a la calle Moreno número 3713, y pregunte por ella.
La consternación va en aumento, al llegar al domicilio indicado, ve que la puerta esta abierta , entra a un patio, una persona rubia, muy maquillada y vestida de forma que impresiona como mujer de la vida va a su encuentro , se presenta como la Gringa y le pregunta si viene de parte de Eduardo.
Con la cabeza responde que si, entonces la mujer grita, Víctor te buscan.
Aparece Víctor, educado y elegante, se aproxima a ella, y le dice: Eduardo ha sido el amor de mi vida, podemos ahora llorar juntos.
La viuda siente que su corazón se rompe en pedazos, no hay lágrimas, las hubo hasta el momento en que conoció finalmente la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario