Me voy a duchar. El agua golpea de arriba. Yo me hallo en medio de la neblina londinense
yendo a encontrarme con alguien en el puente de Waterloo. Un golpe de agua fría, alguien abrió otra canilla, me devuelve a la realidad. Vuelve el agua caliente. No pasan dos instantes y estoy sentado frente al mar, tomando tragos helados, y mirando a las chicas. Una de ellas se hace invitar. Yo le hago con la mano al barman, el me entiende. Estoy pensando en llevármela ya al hotel. Aún estoy sin programa para hoy. Mi esposa me grita que mi hermano me llama por teléfono. Que me llame después le digo. Me empiezo a pasar el jabón por el cuerpo. Cuando llego a los genitales el cosquilleo de costumbre. Soy candidato a senador por mi provincia.
Tengo dos reuniones consecutivas. Le digo a mi secretario, que anule una de ellas, a su gusto. Calculo cuanto me darán por votar con el oficialismo la ley que tanto necesita el gobierno. La puta, se me cayó el jabón. Me agacho a levantarlo y me raspo toda la pelada con la canilla, y lo peor que al jabón no le emboqué, se me resbala y va de un lado al otro. Estoy vestido de pirata, con un ojo tapado con un cuerito redondo, y un aro de oro, por si me matan, que con el paguen mi entierro.
Salto con los demás al galeón que ya no puede huir de nosotros. Doy mandobles por aquí y por allá. Nos resbalamos de tanta sangre que hay en la cubierta. Empujo a varios, para ir a buscar las joyas y las monedas de oro que el bajel transporta. En el apuro me caigo por las escaleras. Vuelvo a buscar el jabón. Ester me grita, hasta cuando te vas a bañar, sabes lo que nos sale el agua, y la cena está lista. Me paso la piedra pómez por los pies. Salgo y me seco frotándome bien la toalla. Que cagada, que bien la paso con mis sueños en el baño. Pero no importa. Mañana me volveré a bañar y a perderme en la nebulosa. Ahora, ahora me quedo con la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario