viernes, 3 de septiembre de 2010

INTUICIÓN por Raquel Eidelman



Llovía a cántaros, trataba de llegar a casa, el tráfico estaba retenido, seguía lentamente en la fila de autos, qué aburrido, desesperante, encendí la radio y todas las emisoras anunciaban : gran temblor de tierra de nueve punto seis grados en la escala de Richter ha sacudido la ciudad de Tarcia y sus alrededores. Las comunicaciones están interrumpidas, helicópteros de auxilio están por llegar al lugar del desastre, seguiremos informando…Tarcia, Tarcia, ¡por favor! Pero si Luciano viajó justamente allí, por trabajo, acostumbra a alojarse en el Hotel  Real, ubicado en la plazuela del centro? Qué hago? me puse histérica, pero seguía atrapada, delante de mi parabrisas se veía agua y más agua !!Bueno, Linda hay que tranquilizarse, me dije, no se debe perder el control en estos casos, ya saldré de éste atascadero y llegaré a casa, seguro él habrá llamado para avisarnos que está bien. Me calmé un poco y mi mente empezó a devolver la película de mi vida : nací en una familia compuesta por papá, mamá y dos hermanas; fui la hija menor y como tal me criaron y mimaron, me enviaron a estudiar, fui buena alumna,  en casa teníamos todas las comodidades pues papá tenía un productivo negocio de textiles y mamá nos cuidaba en casa. Cuando terminé mis estudios, mis hermanas ya estaban casadas y la mayor iba a ser madre en unos días, estábamos muy entusiasmados por el nuevo miembro que llegaría a la familia. Continué mis estudios secundarios haciendo un curso de secretariado de gerencia, empecé a  trabajar, y así sin darme cuenta, no lo recuerdo, Luciano empezó a frecuentar mi casa, me visitó, me invitó a salir, nos hicimos novios, fue el primero para mí, me propuso matrimonio, y nos casamos unos meses después. El es un hombre cumplidor, no muy efusivo en demostraciones de cariño, sale temprano al trabajo, regresa para cenar, por lo general se acuesta a dormir después del noticiero. Nuestra relación es rutinaria en todo sentido, me siento cómoda así, tenemos dos hijos Lautaro y Lucy, yo trabajaba en una oficina de abogados pero desde que nació Lautaro lo dejé para dedicarme a ellos. Económicamente estamos organizados, Luciano ajusta su salario con lo que papá le ofreció en nuestro compromiso, pienso que no es un hombre ambicioso, más bien conforme y sencillo. Nuestra vida social se limita en visitas a los padres y suegros y viceversa, muy pocos paseos, en fin yo diría una pareja común y corriente.
¡Otra vez la radio! La noticia del temblor en Tarcia y sus alrededores, los helicópteros ya han llegado al lugar del desastre, se ha organizado una transmisión de emergencia. El centro de la ciudad esta en ruinas, aún no se sabe el número de víctimas, seguiremos informando.
Llegué a casa, escucho la voz del televisor, mis hijos mirando no han recibido ninguna llamada y yo tendría que estar como loca, pero en mi interior siento que él está bien, que no le ha pasado nada. Pasan las listas de los que han identificado y avisan de un número para informar. Traté por todos los medios de conseguir información, pero no conseguí nada, su nombre no aparece y me dicen que del Hotel Real solo que dan escombros. Pasan tres días de silencio y anuncian que la Plazuela Central de Tarcia ha sido declarada Camposanto y ahí termina  la búsqueda de más víctimas. Después de haber cumplido con lo que corresponde, como misas y otras ceremonias yo sigo con la sensación, o mejor dicho con la intuición de que Luciano nunca estuvo en Tarcia y a medida que el tiempo transcurre me encuentro con algunas coincidencias que me demuestran aspectos de su vida, como por ejemplo que fue amante de su cuñada, pienso que no era tan conforme y sencillo como yo creía y que salió para no volver,

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