_ Dale Marti, ¡golpea fuerte!
_Te doy con todo, clavo torcido, ¿ves que no puedo más?
_ Es que si no lo clavamos bien, éste es capaz de escaparse...
_ Mirá que estás encorvado, también oxidado, porque la verdad, que me esfuerzo, ya casi no respiro, me duele el coco de tantos cabezazos que te doy, y...nada de nada. También, ¡cacho de madera tiene esta cruz de mierda! Pero, ¿quién es este loco que estamos crucificando?
_ La verdad, no lo sé exactamente. Escuché, de mis otros compañeros, que pasaron por peripecias semejantes, que éste, es el peor de todos. Parece estar rallado de cerebro, mirá que quiere convencer a las masas que él, es el Mesías, el hijo de Dios, ja, ja, ja.
_ Pobre, mirá que será terco, que no se queja ni le importa que lo dejen a la intemperie, desnudo, presa a los buitres...
_ Dále, no te entretengas, seguí martillando, empujá más, ya casi pasé toda la mano y estoy tocando la madera...
_ Ya está, ahora pasá al otro lado y hacé lo mismo. Antes que este rebelde se escape. Mirá que el tránsfuga, tiene muchos adeptos, ¡cómo gritan!, y ¿todos éstos le creen que él, liberará al pueblo de sus aflicciones, no confundiendo a sus enemigos, sino mediante la regeneración espiritual y ética de los individuos?
Pero ¡que se vaya a vender hielo a los esquimales!
Apurate, Marti, antes que se nos escape y arruine el Mundo...
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