(la consigna, expresar en un relato las sensaciones producidas por un café)
Te esperaba todos los días a las once de la mañana. Ya se había convertido en un ritual. Verano e invierno, con lluvia o con sol. Nada impedía tu llegada.
Podía percibir tu aroma, te precedía, y yo paladeaba en mi boca tu intenso sabor.
Sensaciones recorrían mi cuerpo, esperando tu llegada, recreando en mi mente tu color, tu suave bamboleo.
Unos minutos antes de la hora, me asomaba a la ventana para verte, y una sonrisa se instalaba en mi rostro. Ahí llegas, con tu exquisito aroma inundando la calle. Corro a abrirte la puerta, y tu aroma inunda todos mis sentidos. El mozo coloca la taza de café humeante en mi escritorio, y yo, me siento a disfrutarte.
1 comentario:
que inesperado final!!
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