Iairziño, nunca pudo pronunciar la doble “r”, y desconocía el término cometa; él los llamaba pájaros de colores. Le hacía mucha ilusión verlos surcar el cielo, ondeando sus colas al viento. El domingo al mediodía se realizaría una competencia de barriletes en la playa. Decidió invitar a sus amigos, Ronaldo y Carlos para que lo acompañen. El día indicado fueron los tres, llevando una cometa, como un pájaro azul con la cola verde, para participar en el evento. Fueron interceptados por el guardián, quien exigía el pago de un bono contribución, en ayuda de los niños discapacitados, para poder ingresar a la feria. Iairziño se indignó y gritó con toda la garganta, que para hacer volar pájaros de colores, no era necesario pagar, mientras gruesas lágrimas se agolparon a sus ojos. Acudieron los inspectores, un grupo de tres, enfundados en trajes grises, con corbata color turquesa, pues así se visten los inspectores, para diferenciarse del resto de la gente. Haciendo gala de su superioridad, mantuvieron la postura del guardián. Un grupo de señoras jubiladas, voluntarias de una institución de beneficencia, salió en defensa de los pobres muchachos. Así fue…que mientras los altivos inspectores se enraizaron en una discusión con las indefensas jubiladas, Iairziño y sus amigos, haciendo piruetas de zamba, en medio de un torrente de carcajadas… entraron a la feria.
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