La consigna, un relato en forma de monologo interior
Hay querido, querido: cuanta falta que me haces ahora que te fuiste para siempre, y yo que pensé que me moriría primero. Y ahora estoy sola, completamente sola en esta casa, donde tan felices fuimos, donde se criaron nuestros hijos, que ya formaron sus hogares, y no necesitan la presencia del padre.
Ya ha pasado un tiempo bastante largo de tu partida, pero a mí me acuden los recuerdos en atropellada carrera, como si todo hubiera ocurrido ayer. Pero yo, no quiero traerlos de nuevo a mi presente, para no tener que rememorar todo lo que paso.
Y hoy, que se cumple un aniversario de tu muerte física,
(espiritualmente estas vivo conmigo, siempre a mi lado ), se me ocurrió pensar que una sola falta tuviste para mi, una sola, y que la llevo y la llevare siempre clavada en mi corazón.
En todos los años que vivimos juntos, ni siquiera desde el día que nos conocimos, nunca, nunca, fuiste capaz de decirme que me querías; nunca te arrodillaste frente a mí y me juraste “amor eterno”, como vi que hacían en tantas películas y novelas.
Dentro de todo lo que vivimos juntos, esto es la único que empaña tu recuerdo. Pero no importa querido, te quise y te seguiré queriendo hasta el fin de mis días.
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