Tanto esperar y esperar al fin llegó a destino. Con el rostro cubierto en su totalidad por un tul negro esperó en el carruaje mientras su empleado bajaba y adquiría la pócima. No pudo esperar a que el sirviente terminara de llegar al carro con el recipiente y se trastabilló bajando. Con rudeza tomó el perfumero y bebió un sorbo. Instantáneamente se sintió mejor y suspiró. Nunca había preguntado qué ingredientes contenía la fórmula rojiza que la hacía rejuvenecer y sentirse fuerte. En las altas esferas de la aristocracia prusiana se decía que su componente principal y secreto era la sangre humana. Que el brebaje era tan potente que hasta el mismo Bismark debía su fortaleza y su buen porte a él. De donde sacarían la sangre, se preguntó. Empezó a sospechar al dia siguiente cuando leyó los titulares del periodico. Misteriosa aparicion de cuerpos sin sangre, la policia sospecha que se trata de condenados a la horca y que funcionario de mano de hierro estarian involucrados en el hecho. Corría el año 1876.
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