martes, 1 de febrero de 2011

RETAZOS DE CIELO por SARA RAWICZ






Le angustia mirar el reloj. El reloj es consciente de esa angustia y se para.

Todo es triste en su entorno. Paredes blancas y desnudas; en una de ellas un cuadro de colores desvaídos, en frente, ese reloj, en el que las horas parecería que no pasan nunca, y cuyo tictac le molesta tanto.

Todo es triste, menos la ventana. Está a su derecha; con sólo voltear la cabeza ve el cielo. (Todo lo que puede verse en un espacio de un metro cuadrado). Su vida está concentrada en esa ventana. Es el único nexo con el mundo exterior.

Nunca imaginó, o no prestó atención a que el cielo tuviera tantos colores y aspectos distintos. Aprendió a diferenciarlos e interpretar sus mensajes.

Supo que un cielo ceniciento, con negros nubarrones, como caras furiosas, amenazaba tormenta. Un cielo azul y luminoso, con el sol tratando de introducirse a través de la ventana, anunciaba el verano.

El cielo rojizo, era el del atardecer; el negro, el de la noche, donde una estrella traviesa le hacía algún guiño.

Ya no se escucha el tictac, tictac. El cielo que se ve por la ventana es blanco y brillante. ¡ Que paz ¡

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