viernes, 30 de abril de 2010

LAS HOJAS DE OTOÑO por David Adelson

(La consigna, un relato a partir de la imagen)



El paisaje primaveral le había encantado, al salir de la mansión donde se reunió con el ingeniero Schiffer para ultimar los detalles de la misión: debería probar el nuevo prototipo de la capsula de emergencia para las naves Enterprise. Se denominaba Módulo de Rescate Kirk (por quién había dado la idea de construirla) y ya había sido evaluada y testeada. Ahora sólo quedaba por realizar la prueba final: viajar hasta Plutón y volver a diferentes velocidades.

En tiempo terrestre la travesía iba a transcurrir durante un mes. En la medición temporal de su viaje, podía durar un suspiro. Pero le habían recomendado no navegar a través del espacio-tiempo, porque eso le impediría hacer las mediciones sobre la  capacidad de propulsión electromagnética de la capsula de emergencia a velocidades debajo del alabeo..

Y bien, ahi estaba, ahora regresando desde los helados y obscuros rincones por donde Plutón giraba alrededor de un puntito amarillo: el sol. Regresaba casi a la velocidad de la luz y mientras aquel puntito iba creciendo en la negrura del Universo, evocaba la imagen del hermoso panorama arbolado en medio del cual se erigía  la costosa mansión del jefe de ese proyecto.

Cuando se encontraba cerca de Júpiter, donde en el 2001, se habían detectado las famosas emisiones de radio del gigante monolito negro, que circuncidaba una de sus lunas, disminuyó abruptamente la velocidad –de acuerdo con las indicaciones del manual de prueba- y frenado en fracciones de segundo lo ubicó en un tercio de la velocidad de la luz. De allí, debería lanzarse –otra vez- a supervelocidad hacia la Tierra. Y eso hizo.

Casi una hora después, estaba a las puertas de la atmósfera terrestre. Entonces, realizó lo que debía ser la maniobra final antes del aterrizaje: penetrar esa atmósfera a 150 mil kilómetros por segundo con un ángulo muy agudo,  ex profeso, que no impediría a la nave, dada su velocidad, descender más y más en vez de rebotar contra la estratósfera y salir despedido, o despedazado, hacia el espacio.

Y todo resultó bien, con la excepción de que el Módulo Kirk iba en rumbo de colisión contra un avión civil que, sin previo aviso, había entrado en el espacio aéreo vedado a la navegación y destinado a esa prueba. La computadora de a bordo detectó en milésimas de segundo la situación y corrigió el inminente desastre: aplicó un frenado ionico al tiempo que desviaba a la capsula de su trayectoria original. Todo fue automático y tan veloz que él ni tuvo conciencia. Después de un parpadeo se encontró deslizándose a velocidad cada vez más decreciente dentro de un vertiginoso tunel blanquecino, que fue transformándose en un sendero arbolado. Y antes del frenado final, segundos después, pudo escuchar el trueno que su propia nave había producido durante la desaceleración.

Cuando la capsula de emergencia se detuvo, advirtió –a pesar de su aturdimiento-que increiblemente había descendido en las cercanías de la mansión del ingeniero Schiffer. Pero el paisaje ya  no era primaveral. Y mientras revisaba los instrumentos para dilucidar si había retornado al planeta pasada la primavera o era el trueno supersónico lo que había pelado las ramas de los árboles, se puso a tararear la melodía "Las hojas de otoño".

ESTACIONES por Shula Daich

(la consigna, un relato a partir del siguiente párrafo: Erase una ciudad muy fría y gris a la que un día, sin venir a cuento, llegó la primavera y se estableció allí por tiempo indefinido. Durante tres años hubo luz, alegría, sol y flores por todos los rincones. Así un día y otro. Todos iguales. Por extraño que parezca, a los habitantes de aquel lugar se les hizo monótono. Una mañana la primavera se marcho tal y como había llegado, sin avisar. Los niños de la ciudad, entusiasmados, miraban el cielo encapotado y al ver las nubes cargadas de agua decían:" ¡Ohh ! ¡Que bonitas son !")



Comenzaron a caer gotitas de agua , y todos salieron a recogerlas. Pensaban que eran piedras preciosas. No comprendían porque se esfumaban de sus manos...La intensidad del agua iba en aumento. Aunque al principio,  tanto niños como adultos chapoteaban en los charcos, pronto comprendieron que algo raro estaba ocurriendo...El Diluvio los estaba ahogando . El barro y el lodo comenzaron a hundirles.
Los que tuvieron suerte, lograron volver a sus casas a tiempo; algunos nadaron en las aguas  o se aferraban a los árboles. Otros avanzaban con lentitud ayudándose  los unos a los  otros, pero lamentablemente muchos murieron...

La felicidad son pequeños trozos de tiempo que nos regala la vida, que no siempre es constante, pero el sólo recordarlo, nos eleva una sonrisa. Cuando llegue el día triste, cuando nada salga bien en nuestras vidas, cuando sintamos que sólo hay cabida para la tristeza...recordemos los momentos alegres que tuvimos.

Eso, es la felicidad.

¿EL MUNDO ESTÁ LOCO? por Polly Cordoval

(la consigna, un relato a partir de un corto en el cual una periodista de guerra recibe un premio al fotografiar una muerte)


A una extraña en el espejo observaba,
de imagen presente,
pensamiento ausente.
Con  esmero su rostro acicalaba
Su careta transformaba, 
mientras su mente recordaba
a una pequeña desamparada,
que en medio de una guerra desalmada,
corría asustada, y ella...
¡no había hecho nada!

Durante un segundo cruzaron mirada
pero en ese momento crucial
perdida en la locura de nuestra sociedad,
basura de esta  cruel  realidad,
enfocó la lente de su cámara,
inmortalizó  la escena  
mientras el gatillo disparaba.
¡Una vida se esfumaba!
Y ella... ¡no había hecho nada!

Arde su conciencia,
aumenta su nausea,
le azota la memoria
Mientras el  mundo premia,
a una idiota  necia
que fama  buscaba, 
retrato en portada.
"Inocente niña asesinada",
Y ella... ¡no había hecho nada!

LUIS, ALMA Y LA MUJER DE LUIS por Aida Rebeca Neuah

(la consigna, un diario intimo de él y de ella)



Luis y Alma
Hola, soy Alma. Aquí Luis. ¿Chateamos? Se oyó un crack. Tintinearon  campanas. Millones de chispas se encendieron al mismo tiempo en lugares diferentes. Cantidades bochornosas de bits se unieron en un puente a través del cual se transportaría nuestra mutua compatibilidad. Mis neuronas y hormonas se direccionaron largos e interminables días hacia ese ser que acaparó toda mi atención cada minuto. Respiraba, latía, comía, dormía, palpitaba sólo por ella. En Cada nuevo encuentro virtual sentía que crecía nuestro amor y a la vez se hacía más insoportable la situación. Me convertí en un zombie en mi casa, en mi trabajo. Rehuía las miradas inquisidoras de todos, sobre todo las de mi mujer.
Hoy charlando con mi amor, todo explotó. Levanté la mirada y vi a mi mujer. Sus ojos, miles de alfileres, se clavaban en los míos.

Mujer de Luis
Oi un crack. ¿Algo se rompió? Un solo instante bastó para entender lo que estuvo pasando toda la última semana. El conocimiento y la certeza me trajeron solo tristeza e impotencia. Recordé las múltiples teorías que ocuparon mi cabeza. Si estaba enfermo, por ahí problemas en el trabajo, cansancio, alguna cosa que no me quería contar para que no me hiciera mala sangre. También rememoré los esfuerzos infructuosos para que se sintiera mejor, las invitaciones, las insinuaciones, los mimos, el darle espacio y tiempo para que compartiera el asunto que lo preocupaba.
Ahora todo estaba claro, el sonido del campanario me despertó de mi letargo poniendome en igualdad de condiciones para mirarle a los ojos.

miércoles, 21 de abril de 2010

SUEÑO O REALIDAD por Sara Rawicz


(la consigna, continuar el siguiente micro relato: Juan soñó que moría bajo las ruedas de un tren. Abrió un ojo y no vio nada. Abrió el otro y vio las vías)


Una sensación extraña recorrió su ser. En la penumbra que precede al amanecer, los pensamientos son confusos. La realidad se entrelaza con los sueños, a tal punto, que a veces, uno no sabe si la verdad es una fantasía o el sueño una realidad.
Estas disquisiciones, confundían cada vez más a Juan. Trató de rearmar, cual si fuera un rompecabezas las imágenes recordadas.
Caminaba por la vía del tren. Es la manera más práctica para llegar al pueblo vecino, le habían dicho, imposible perderse. De pronto, escuchó un bramido, similar al de una manada de búfalos salvajes. Asustado se dio vuelta. A toda velocidad y resoplando como una bestia se acercaba un tren. Ya no pudo hacer nada…
Cuando se atrevió a abrir un ojo, no vio nada. Todo era una nebulosa, silencio a su alrededor, no sentía la gravedad de su cuerpo. Con cierta desazón pensó, así debe ser estar muerto. Tímidamente abrió el otro y vio las vías; a lo lejos alcanzó a divisar el humo del tren. Su percepción varió, con ansiedad se palpó el cuerpo; tenía volumen, estaba entero. No había sangre entre los rieles.
Los rayos del sol ya se filtraban en el cuarto, cuando escuchó a su madre.
- Juan, el desayuno ya está servido…

DESCENDENCIA por Polly Cordoval

(la consigna, continuar el micro relato:  Celia dio a luz un hermoso botón. Creyó que había sido un sueño. Con sorpresa vio que el botón la seguía por la casa pidiéndole que lo amamantara con hilo blanco y que le cantase una nana) 



Pese a su asombro, Celia lo levantó en brazos, le cantó las nanas que recordaba haber oído de su madre, y amamantó al botón. Cada vez que lo miraba crecía su orgullo por haber dado a luz a tal preciosura.  El botón le alegraba el día y atenuaba su soledad. Lo cuidó mucho y llegó a enamorarse de él.  Lo quería tanto que temía perderlo de vista. Este pensamiento la atormentaba  y decició que estaría por siempre con ella, por tanto, lo cosió a su vestido.
Al día siguiente Celia dio a luz a una preciosa lámpara... 

jueves, 15 de abril de 2010

POBREZA por Shula Daich


(la consigna, elaborar un escrito a partir del microrelato de Edmundo Valades: Los senos de aquella mujer, que sobrepasaban pródigamente a los de una Jane Mansfield, le hacían pensaren la pobreza de tener únicamente dos manos)


No le quitaba los ojos a la exuberante hembra.  Decidió conocerla mejor, y le dejó una nota en su escritorio: " Te espero a las 5 hs. en el Bar de la esquina. Pedro". Trató de zafarse de  la invitación, pero,  debido a su insistencia machista, aceptó... Sentados uno frente al otro, vio su mirada sobre sus prominencias. Se sintió incómoda. Él, sólo se la imaginaba, haciéndole  el amor con desenfreno...
- ¿Qué te parece, si nos encontramos mañana nuevamente?
- No puedo, mañana estaré en el hospital.  Tengo que pasar una operación.
Aguantó para no romper en una carcajada, y siguiendo con el sarcasmo que lo caracteriza, continuó diciendo:¿ A cuál le toca, al derecho o al izquierdo?

Ella mantuvo un silencio tirante durante algunos segundos, y sin levantar la vista murmuró:- Tengo cáncer de mamas... 

MIS DEIDADES por Adriana Iriarte

(la consigna, elaborar un relato a partir del microrelato EL HARÉN DE UN TÍMIDO de Rene Aviles Fabila: Como temía decirles que no,opté por conservar a todas las mujeres que he amado) 


Como temía decirles que no, opté por conservar a todas las mujeres que he amado.  ¡Claro!, si me encontraba solo y abandonado, sin tener a quien expresar mis penas en medio de mi timidez.  Pero,... de pronto llegaron ellas, las que he venerado siempre, las que me han acompañado en mis alegrías, mis tristezas, aventuras, romances, amores fugaces, a cambio de nada.  Las únicas que me han dado una palabra cuando más la necesitaba en mi vida.  Ahora,  pedían mi compañía nuevamente, porque alguna vez afligido las abandoné.  –Vamos nosotras estamos contigo, no nos dejes nunca más-  Con voces tiernas, miradas angelicales y sutileza de hadas, me imploraban.   Entonces, decidí aceptarlas otra vez.  ¿Y cómo negarme si son tan dulces y a la vez ardientes?  Aunque sentí  temor,  les abrí mi alma y las conservaré por siempre.   Son mis deidades. Mujeres que entán dentro de mi ser, yo les doy vida, las humanizo desde lo más profundo de mi fantasía de hombre tímido y solitario.  La musa, la que me da lira cuando escribo;  la pasión, quien llena de frenesí mis poemas; la locura, ella enajena y traspasa mis sentidos cuando estoy lleno de inspiración.  Son las mujeres que me invitan a escribir cuando no deseo hacerlo, las que me hacen sentir vivo.   

miércoles, 14 de abril de 2010

DE OPUESTOS Y SEMEJANZAS por León Binder



(la consigna, un relato en el cual los personajes tengan características de los míticos cronopios y famas de Cortazar)



El mítico bar “La Pollita” de la calle Cuñapiru, es punto de reunión de una barra de muchachotes que pasan largas horas del día allí, haciendo nada. De buenas familias y mejor pasar, estos gandules tienen algunas características comunes a todos ellos. Son afectos al derroche, pero si lo hacen por si, baste como ejemplo los momentos que beben algún aperitivo con ingredientes, son famosas sus guerras de aceitunas, pero guay que Marciel, el mozo, retire los platitos con una de ellas encima, los muchachos pueden hacer un escándalo mayúsculo.
A escasos cien metros, sobre la misma calle, funciona el “Club social y deportivo Chulo” institución esta que tras su pomposo nombre, consiste en una vieja casa alquilada de dos piezas y patio, en donde la actividad del año se reduce a algún partido de truco, billar y mus, exceptuándose los famosos “8 Grandes bailes 8“ de carnaval, donde se derrocha alegría, diversión y alcohol. Es en este club donde tienen base otra caterva de jóvenes de buen origen también pero mas humilde que los muchachos de “La pollita” y con características totalmente distintas. Es bien sabido por los habitúes, los gustos de estos últimos, a saber, aprovechan todos los fines de semana largos y viajan a distintos puntos del país, llegados al lugar, inspeccionan a fondo el hotel, las instalaciones publicas, los lugares de diversión, etc., luego de finalizada esta agobiante labor, se reúnen en la confitería de la plaza, toman su vermut con fernet y al salir a la vereda, hacen una ronda y cantan y bailan su himno canción:

Salga el sol
Venga la luna
Haga frio
O calor
Presten todos atención
Pues en esta locación
La Pollita cacarea

Y luego, con su habitual “ring-raje”, se retiran a su hotel. Los chicos del “Chulo” por su parte suelen viajar una o dos veces por año hacia algún camping, con todos sus bártulos a cuestas. Habitualmente les toca parcelas bastante alejadas de todo y en lugares inundables, si llegan a caer cuatro gotas, pero ellos lo toman con filosofía y piensan que todo es normal, que a todos les pasa lo mismo; y con el agua hasta las rodillas, cantan y bailan alegres ritmos de moda. Las diferencias de estos muchachos son de toda índole y tenor, véase sino la oportunidad en que Don Andres, padre del ”turco de la Pollita”, tomó en su fabrica de bolitas (canicas) a varios de los chicos del Chulo para el reparto, estos paraban el vehículo en todas las esquinas que veían algún chico y obsequiábanles con mercadería del reparto dejando en cada lugar una tormenta de sonrisas, pero, ocasionándole al pobre de Don Andres una granizada de quebrantos.
Así pasan la vida ambos grupos, los unos preparándose para en un futuro tomar los puestos de sus padres, como funcionarios, dueños de mini emprendimientos o empleados de ministerios, Los otros transitando su existencia con una chatura asumida, pero sin abandonar su simple forma de ser. Es tema habitual de los vecinos, durante sus diarias tertulias en las puertas de sus casas, como estos dos grupos de muchachones, siendo prácticamente hermanos de partera, ya que todos vinieron al mundo de la mano de Doña Incierta, la partera de la zona, son tan distintos entre si. Sin duda no han leído (o no han entendido) el profundo estudio sobre el comportamiento humano realizado por el filosofo callejero Don Hernán Hambrelindo y dado a publicidad en forma de fascículos, que acompañaban la edición semanal de la revista parroquial, en donde luego de un largo estudio concluyo con que “La futura posición de las personas ante los obstáculos es proporcional a la cuadratura de la perspectiva visual de los problemas” o sea a ojo de buen cubero depende de cómo te pares frente a las cosas, asi serán las soluciones que encontrarás.

DANIEL EL TRAVIESO por David Adelson

(la consigna, un relato a partir del siguiente párrafo: Me dejó allí, desnudo y se fue. No me dijo qué hacer. Maldita cigüeña)





"Me dejó allí, desnudo y se fue. No me dijo que hacer. Maldita cigüeña". Así rumiaba su enojo el bebé de la familia Gutierrez, apenas llegado a este mundo. Iban a bautizarlo con el nombre paterno de Daniel, apenas lo tuvieran ocho días con ellos, según había decidido el Jefe de Familia. Gateando apenas, y frustrado porque no había nacido normalmente como los demás niños, entró en la fastuosa casa de sus padres, donde fue recibido con numerosos aplausos. Allí estaban todos, comodamente sentados, esperando su llegada con los pañales en los regazos.
Su perplejidad iba a la par de su enojo con la cigüeña que, él así lo creia, lo había traicionado. Lo aclamaba la familia que constituían sus padres y otros parientes, viéndolo gatear, moquear, mascullar quien sabe qué, mirando a uno y otro lado, pero no llorando como el común de los recién nacidos en una maternidad. Juró que el ave que lo depositó en el jardín de la mansión iría a pagar por ello.
Asi fue que, después, lo bautizaron en una de las coquetas iglesias de Madrid,en tanto él sonreía y sacaba la lengua a cuanto pariente o conocido se le acercara allí al altar donde sus gozosos padres lo sostenían y soportaban sus infantiles pataditas mientras el cura pronunciaba unas inteligibles oraciones en latin. A la par, él ya tenía un plan para la traidora cigüeña. Los concretó cuando le tocó hacer la primera comunión. Ahí consumó su retribución contra esa ave, capaz de cargar nonatos y dejarlos por ahí como si nada. Con diversas tretas y trucos, ubicó al plumífero y lo atrajo hacia su casa. Allí le dió una muerte ignominiosa, lo peló, lavó y puso en la bandeja tapada que iría a transportar esa noche a un pavo al banquete en su honor. Ahí mismo, ya como un hombrecito, pidió y rogó que en "nombre del espíritu santo" todos rezaran y se comieran el manjar que venía en la bandeja. Tras lograr una solemne promesa de los concurrentes, él mismo llevó los restos crudos de la cigüeña a la mesa, con el carrito de madera y adornos de oro. Habiendo cumplido con sus deseos, y al término del banquete, casi todos los invitados vomitaron cortesmente en el hall antes de irse. Fue una velada memorable para ellos: nunca habían comido una cigüeña cruda. A Daniel,  eso le tuvo sin cuidado. Recibió muchos obsequios y recordó aquella jornada, semanas después: "El día que papá me regaló un extintor me puse tan, tan contento, que prendí fuego a la cuna de mi hermanita".
En efecto, cuando Daniel tuvo su comunión, ya había nacido Ana, la que le provocaba entre celos y jocosidad. Celos, porque había sido parida normalmente a diferencia de él. Jocosidad, porque parecía poco normal y hacía cosas graciosas para él. Sus padres, sin embargo, vivían el retardo mental de la pequeña, con angustia. Es que Ana se alimenta de colores. Está delgada, pero es feliz.  Y Daniel, le proporciona cada vez nuevas acuarelas con nuevos colores. Algunas acompañadas con pequeñas plumas de cigüeña, para que pueda digerirlos sintiendo cosquillas en la garganta.

LA ESPERA por Gabriela Szuster


(la consigna, expresar en un relato las sensaciones producidas por un café)

Te esperaba todos los días a las once de la mañana. Ya se había convertido en un ritual. Verano e invierno, con lluvia o con sol. Nada impedía tu llegada.
Podía percibir tu aroma, te precedía, y yo paladeaba en mi boca tu intenso sabor.
Sensaciones recorrían mi cuerpo, esperando tu llegada, recreando en mi mente tu color, tu suave bamboleo.
Unos minutos antes de la hora, me  asomaba a la ventana para verte, y una sonrisa se instalaba en mi rostro. Ahí llegas, con tu exquisito aroma inundando la calle. Corro a abrirte la puerta, y tu aroma inunda todos mis sentidos. El mozo coloca la taza de café humeante en mi escritorio, y yo, me siento a disfrutarte.

ANA Y LOS COLORES por Shoshana Zaltzman


(la consigna, elaborar un relato a partir de la frase: Ana se alimenta de colores. Está delgada, pero es feliz)


Ana tiene el pelo color azabache, los ojos miel y la piel morena. Le gusta el azul cielo, el blanco como la nieve y el rojo de ira.
Ella anda por el mundo viendo todo color de rosa, se pasea por el verde prado salpicado de sol anaranjado y en la noche negra habla con las estrellas brillantes bajo la luna llena y blanca.
Ana se alimenta de colores y suspiros, tiene labios de carmín para devorar bocanadas de aire transparente. Come sólo pensamientos y sueños, en platos de porcelana con cubiertos de plata brillante sobre manteles de encaje almidonados.
Ana  se ríe a carcajadas, se olvidó del dolor y la tristeza, usa vestidos que le quedan grandes, cada día más flaca y aunque uno de estos días se irá a  una nube blanca que la suba al cielo para siempre, Ana es feliz.

INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO INFANTIL por Aida Rebeca Neuah

(la consigna, elaborar un relato a partir de la siguiente frase: El día que papá me regaló un extintor me puse tan tan contento que prendí fuego a la cuna de hermanita)

El día que papá me regalo un extintor me puse tan tan contento que prendí fuego a la cuna de mi hermanita. Cuna de mi hermanita bah!! Era miii cuna. Lo que es de uno, nunca se deja de poseer.  Así que en realidad, prendí fuego a mi  cuna para saber si mi vocación de bombero era autentica. Como soy un  niño bueno, primero tomé el recaudo de sacar a  la dulce y tierna criatura que me ha robado la mitad del amor que me corresponde por derecho, de su camita. Me subí a un banquito y  tomé en brazos  a la beba con ternura, le mostré mi dentadura de sonrisa apretada  y la puse en la canastita donde duerme Bobby, nuestro perro. Seguro que ahí no va a tener frío ni se va a sentir sola. Le  dije a Bobby que la cuidara, yo hablo un poco de idioma perruno. El apagador de fuegos andaba bárbaro y la cuna quedó preciosa, ahora parece una antigüedad. Papá  siempre se esmera en regalarme juguetes útiles que me sirvan para elegir una profesión en mi futuro. Así es que hace unos años he recibido una sierra eléctrica por si quiero ser carpintero. La usé para cortar al medio todas las puertas de la casa,  Bobby nunca mas tendrá que rascar las puertas  para que le abran. Otra vez, cuando cumplí cuatro, papá me regalo una caja de tachuelas miguelito. Me enseñó a ponerlas en la calle a la mañana temprano y esperar a que empiecen a salir los autos al trabajo. Mi sabio padre me aconsejó sentarme en la ventana del living, donde se ve directo a donde tiro las tachuelas, veo a los vecinos que se bajan de sus autos, gritan  palabras que no conozco (deben ser palabras en idioma extranjero) y cambian las gomas pinchadas por mis clavitos. Es  la forma de aprender a  cambiar cubiertas -dijo mi papi y agregó que tener una gomería es un negocio muy rentable hoy día.  Mamá comparte su criterio practico de elección de regalos y aportó sugiriéndole a mi papa no comprar mas esos huevitos de chocolate porque adentro hay juguetitos con piecitas  muy chicas que nos podemos tragar. Imaginate Cacho- le dijo a mi papá- los nenes con un árbol de huevitos kinder en la panza!!!

TODO SALDRA BIEN por Polly Cordoval


(La consigna, escribir un relato breve en el que el protagonista desee descollar por algo, pero que no lo pueda lograr. Que este deseo sea su fuerza, su impulso, lo que lo hace actuar). 


Fue un encuentro casual.   Ella  doblaba la esquina y él, en su apuro,   casi se la lleva por delante. Apenas acertó a decir un perdón, escapado de los labios, como una respuesta autónoma, casi sin reparar de quien se trataba.  Por un minuto sus manos rozaron sus brazos, para evitar que cayera al suelo por el impacto. Pero al mirarle a los ojos, la reconoció, y  su natural timidez  hizo que instintivamente bajara la vista, la soltara y se quedara con la pregunta en  la punta de la lengua:  "¿estás bien? " .  Ella se  estabilizó mejor,  aseguró su cartera al hombro, y le contestó con voz  tranquila "no hay problema, no pasó nada", y siguió  su camino.
Ariel se mordió los labios, y si hubiera podido se habria abofeteado él  mismo.  El destino se la había puesto por delante, servido en bandeja de plata y él, como gran pendejo, sólo le había  perdón.  "¿Perdón?- ¡que imbécil!".  Otro más inteligente que él ya habría intercambiado teléfono,  la  hubiera invitado a salir, al menos sabría su nombre.  ¡Pero no!;  Ariel ni siquiera le sostuvo la mirada.  Se consolaba en saber  que su voz era dulce, y  que usaba un perfume suave,  de rosas recién cortadas. ¡Y pensar que llevaba tanto tiempo buscando una manera de   encontrarla, de hablarle un poco, de declararle su amor  secreto! 
Soy un desastre, decía  para sus adentros.  Todavía desde pequeño en  la escuela era un pendejo,  un tímido que no se atrevía ni siquiera a hablar con las chicas.  Menos aún si alguna le gustaba, entonces se escondía entre los libros y los deberes. Decía para si  mismo que cuando fuera más grande se atrevería.  Luego, en su época de estudiante se encerraba en la biblioteca, en grupos de laboratorio  e incluso se buscó un trabajo en las noches,  para evitar su azaro con las compañeras, y no asistir a fiestas con ellas. Entonces se autoconvencia de que ellas sólo buscaban diversión y cuando llegara el amor en serio, él ya tendría las agallas para acercárceles.
Sin embargo, los años fueron transcurriendo y no lograba vecer su timidez.  Había leído libros de autoayuda, practicado horas frente al espejo, bailado con la almohada, incluso se había anotado en un grupo de encuentro para solteros al que asistió una vez y a la primera oportunidad que tuvo se escapó.  Ya vendrá, volvia a repetirse.  A estas horas del partido, ni el mismo se lo creía.  Estaba seguro que sus padres, que nunca lo habían visto con ninguna, sospechaban que era del otro equipo.
Era una situación desesperante.  Ariel que pasaba ya más de  ocho meses todas las noches pensando en ella, la chica del edificio de enfrente, no le dirigía todavia la palabra.  Se asomaba todas las noches a la azotea del apartamento y lloraba su amor no correspondido.  Le había escrito cartas  declarando sus sentimientos, que nunca mandó.  Planeó encuentros y  diferentes maneras de cruzar  palabras, llevarle flores, regalarle un perro. ¡Qué no le había pasado por la mente!  Y ahora, que  había desaprovechado la oportunidad de su vida, ya no tendría remedio... Buscó un banco para sentarse a llorar sus desavenencias.   De camino al parque fue recuperando  su ánimo, se prometió, -  otra vez, que mañana  la esperaría en la entrada  de su casa y le hablaría.  Sonrió y exclamó: "Todo saldrá bien". 

miércoles, 7 de abril de 2010

EL CAMINO por Shoshana Zaltzman


                                          

(la consigna, elaborar una serie de palabras que sugiera la imagen y a partir de allí, generar un relato)


Noche, oscuridad.La luna con pereza y ni se asoma. El color negro predomina. Yo con miedo. Triste. Seguí camino pese a todo. El pueblo quedaba lejos, había que pasar el puente y andar unos kilómetros más. El auto hacía crujir las ruedas sobre un asfalto gastado y el viaje se hizo irrespirable. Me iba. Llevaba solo una pequeña valija; luego de mi  separación con Roberto, no necesitaba más. Acarreaba conmigo una bolsa de penas y lágrimas y seguía lamentándome por haber perdido mi pareja. Paré en una estación de servicio. Entré al bar a tomar un café, lleno de turistas de no sé dónde. Ahí, al lado de la mesa del fondo, había un duende. Era azul y tenia alas. Solo yo lo veía. Me hizo un guiño y me dijo: "Solo el silencio de la muerte es irreparable". Me ofreció la mejor de sus sonrisas y un puñado de energías. Me dio coraje, esperanza, fuerzas. Al alejarse me dejó tranquila, mi viaje se volvió agradable. Antes que se fuera logré preguntarle su nombre: - Roberto – me dijo, y desapareció. 

JUAN SOÑÓ? por Luis Goren

(la consigna, comenzar un relato con un párrafo predeterminado, en este caso, Juan soñó que moría bajo las ruedas de un tren...)

“Juan soñó que moría bajo las ruedas de un tren. Abrió un ojo, y no vió nada; abrió el otro y vió las vías”. Y comenzó un verdadero tormento para el pobre Juan. Porque no es ninguna broma, el soñar que uno se muere; mi padre, solía decir que “el que sueña que se muere, se muere nomás”. Es por eso, que es tan importante el sueño de Juan. Porque si Juan soñó, en el momento de soñar, evidentemente estaba vivo; no estoy enterado de nadie que estando muerto, haya tenido algún sueño, y si alguno, por una de esas cosas raras de la muerte, soñó, no he encontrado ninguna transmisión oral o escrita, en donde  haya relatado su sueño para beneficio de los vivos. Por otra parte, se transparenta que el Pobre Juan era bizco y con una pronunciada desviación en uno de sus ojos; porque si abrió un ojo y no vió nada, es porque ese ojo desviado miraba al infinito, y solo cuando abrió el otro ojo, consiguió divisar las vias del ferrocarril, por donde pasara el tren que le causó la supuesta muerte. (Esto es pura especulación). Y digo “supuesta muerte” porque el postulado, dice que Juan “soñó”, y no que realmente murió. Por otra parte surgen algunos interrogantes que requieren respuesta: ¿las miradas con los dos ojos, son parte del sueño, o una mirada es sueño y la otra es recuerdo consciente de cuando estaba vivo?  ¿las dos miradas, se producen simultáneamente o son acciones separadas en el tiempo? Pensándolo bien y al final de todo esto ¿Juan muere realmente o todo se reduce a un simple sueño?                                                                                                 Estoy convencido de que Juan está vivito y coleando. ¿Por qué afirmo lo anterior? Simple; porque pudo contar el sueño, ya que si hubiera estado muerto, no habría  podido hacerlo. Y este es el tormento de Juan a que me refería al principio: soñar que estaba muerto, él que hacía años que quería morir,  con toda la gloria que representa para el que ansía la muerte, saberse muerto, y descubrir que su muerte era solo un sueño  “y los sueños sueños son.”

EL CARRUAJE por Nelly Shejter


(la consigna, elaborar un relato con aquello que sugiera la imagen)

Las altas y desnudas ramas de los árboles se entrelazan para protegerse mutuamente del fresco otoñal que penetra entre ellas. Sin embargo, allá lejos y a lo alto, una tibia y dulce claridad asoma como si quisiera afirmar que, a pesar de la penumbra siempre hay luz. En nuestras vidas sucede lo mismo: de cualquier contratiempo o situación triste podemos, si queremos, extraer algo bueno, positivo, alegre. Mientras, el camino sinuoso bordeado de hojarasca que sirve de alfombra a algunos arbustos, espera recibir al vehículo que viene avanzando lenta y majestuosamente. En realidad se trata de un viejo y destartalado automóvil, pero !para ellos!...es el carruaje de los cuentos de hadas tirado por dos caballos blancos y cuyo conductor (el hombre de confianza y dueño del único trasporte de la aldea) aparece como el chofer vestido con librea que fustiga a los animales para que apuren el paso y lleven pronto a destino a la joven pareja… Ese destino que está al final del camino es el principio de una nueva y hermosa vida. Ese destino que está encerrado en la sencilla y pequeña casita, con tejas a dos aguas y rodeada de un hermoso y pequeño jardín en el que !oh maravilla! las flores multicolores se mueven y  esperan a los nuevos dueños para saludarlos con un !Bienvenidos, enhorabuena!

JOHNNY GUITAR por Shula Daich

(La consigna, escribir un relato breve en el que el protagonista desee descollar por algo, pero que no lo pueda lograr. Que este deseo sea su fuerza, su impulso, lo que lo hace actuar). 



¡Hola ! Me llamo Johny. Tengo veintidós años. Desde que tengo uso de razón, me gustó el rock and roll. Me pasé los días escuchando música rock; canté y bailé todo el tiempo. Con mis ahorros, me compré una guitarra electrónica. No se desprendió de mí durante las veinticuatro horas del día. Llamé a unos amigos, a los que les gusta el rock como a mí, y decidimos formar una banda musical. Le dimos el nombre de "Rock Band". Nuestro fin, fue preparar un concierto, lo antes posible. Nos encontramos todos los días, escribimos letra y a música de las canciones. Estábamos entusiasmados...Y mis padres, aturdidos, con dolores de  cabeza y  cansados, del ruido continuo y de  los acordes disonantes. De a poco, se acostumbraron a la idea, que el "hijito " no sería ni médico, ni  abogado, ni arquitecto...porque su vocación era musical. Yo les prometí, que si la función llegaba  a ser un éxito, con el primer dinero recaudado, alquilaríamos un depósito, que sería nuestro estudio musical. Cada componente de "Rock Band", tomó a su cargo una tarea distinta: José ,se encargó de buscar dinero para comprar los materiales; Luís, de trasmitir por Internet el evento, de imprimir las entradas y los carteles de propaganda; Tomás ,buscó un lugar barato para la representación, y yo, quedé como Director técnico. La emoción y la excitación, eran notables. Más de una vez, nos lastimábamos con gritos e insultos inútiles e insignificantes. (Todo sea por una buena causa…) Soñábamos que la sala estaría llena, ni una butaca vacía. Llegó el día del estreno. Opuesto a lo informado por los meteorólogos, cayó una lluvia torrencial. Las temperaturas bajaron a dos grados bajo cero. Ni un perro salió a la calle. Cuando se abrió el telón, vi a mis padres en la primera fila, estaban abrazados. Algún familiar de mis compañeros, quizás llegó también. No recuerdo nada de lo cantado...todo se esfumó en mi memoria. No volví a tocar mi guitarra nunca más. Estoy estudiando Matemáticas .Mi padre me juró que si no lo hacía, tendría que pagarle una indemnización por la sordera que le ocasioné. En algún rincón de mi corazón, sigo soñando con aquella guitarra, y creo que sin darme cuenta toco mis melodías... Mi guitarra y mis sueños imposibles de ser: JOHNNY GUITAR...                     

lunes, 5 de abril de 2010

ANIMAL por David Adelson

(la consigna, elaborar un relato atribuyendo características a un ser vivo, sin nombrarlo, utilizando la técnica bionica de creatividad)






Alaska siempre le había fascinado. A pesar de ser un lugar inhóspito, prácticamente desierto y con la mayor parte del año cubierto de nevada, que acentuaba el clima frío, allí en las proximidades del Ártico. Ese era para él un lugar ideal para vivir en el que se sentía cómodo y a sus anchas. Incluso los rudos habitantes de ese territorio, distribuidos en varios pueblecitos, calzaban con sus preferencias. El mismo era muy rudo y en las oficinas donde trabajaba era temido por su fría y calculada agresividad. Alguno llegó a llamarlo "robot con forma humana".

Lucas Morgan, así se llamaba él aunque le decían "Lucky", quizás porque creían que era un hombre de suerte, pertenecía a la dinastía de los Morgan, pero no siguió los pasos bancarios del resto de la legendaria familia. Abrió su propio negocio de transacciones dinerarias en el corazón financiero del mundo: la Bolsa de Valores de Nueva York. Era uno de los más exitosos "brokers" del planeta, admirado y temido por sus audaces y a veces sorpresivísimas operaciones accionarias. Y había dejado a un tendal de competidores prácticamente en la bancarrota. Lo había conseguido con una notable impiedad y cinismo, tras lo cual acostumbraba a sacarles –en plena cara, si podía encontrarse con ellos- su extensa lengua. Asi, consideraba que el mundo no era otra cosa que una enorme jungla de salvajismo donde se verificaba cotidianamente la teoría de la evolución de las especies de Darwin.

Iría a vivir a Alaska, junto con toda su familia, eso ya lo tenía decidido. Su mujer y los tres chicos, él lo sabía, lo apoyaban incondicionalmente. Lucas era, virtualmente, el jefe de la manada y lo único que tenía que hacer era dirigir sus pasos en la dirección que él consideraba correcta. Pero ahora, también rondaba su mente la posibilidad de abrir allí sus oficinas. Debería considerar el hecho cuidadosamente y planear todo para poder operar eficazmente en Nueva York, desde allí lejos. A veces encontraba las respuestas preguntándose mentalmente ¿qué habría hecho en esas circunstancias Gordon Ghekko? Ese personaje de ficción salido de la película  Wall Street era para Lucky Morgan su héroe preferido y muchas veces, inspirador de varios de sus tremebundos y sorpresivos ataques financieros en la bolsa neoyorkina.

El cerebro era, para él, un objeto de la máxima atención. El cerebro, su funcionamiento y la psicología que generaba en cada individuo constituían la obsesión cotidiana de este Morgan, que hacía honor a la tradición familiar. Estudiaba a sus competidores hasta el cansancio, se introducía en sus mentes y procuraba examinar –una por una- el modo en que funcionaban las células  nerviosas, cómo titilaban, qué ideas y conceptos producían, qué sentimientos y anhelos se generaban en tal o cual "broker". Y así, iba abriéndolos desde adentro, alimentándose de lo más profundo de sus seres para luego destrozarlos. Cuando lo hacía, ante cada victoria financiera, su boca salivaba en exceso Lamentaba no poder comerse esas masas encefálicas para así acumular conocimiento y fuerza.

Nadie hasta el presente había podido con él, con excepción de esa imaginativa joven que, luego de servir años en el ejército y haber combatido en el superviolento Afganistán, se dedicó una temporada a los negocios accionarios. Ella, la ex teniente Ripley, fue la única que le hizo perder millones de dólares en una apuesta para la industria aeroespacial. Había salido gananciosa, librándose de una trampa cuidadosamente tendida por Lucas. Ya arreglaría las cuentas con ella, que ahora ella estaba viviendo en Alaska donde había nacido. Ahí se dedicó al trabajo de rescatista de montañas, siempre al borde del peligro algo  que conocía muy bien y le había servido para derrotarlo a él, al "robot con forma humana".