lunes, 31 de octubre de 2011

OCASO por LUIS GOREN

                                      


         El sol se escondía detras de las montañas, acompañado por una guardia de honor de nubes, que como a propósito habían sido traídas por el viento, para darle un colorido especial al acontecimiento; y a medida que el sol desaparecía, las nubes cambiaban su vestimenta de colores a cual mas brillante, por ropajes que abarcaban todos los tonos de gris, desde el más claro al más oscuro, hasta perderse en la negrura de la noche, noche  que envolvía todo, sin dejar ver ni siquiera una estrella.
 Así  sucede a veces en la vida; una persona va caminando por un camino gris, opaco, todo tristeza cuando de pronto aparece otra persona, que cual sol luminoso, la enciende, le transmite todo el color de la vida ascendente, de la vida plena. Y esta persona, siente en sí misma, cómo el viento  le trae las nubes bañadas de colores, que iluminan el camino, que de gris y opaco, se convierte en un brillante arco iris. Es que esta persona, ha encontrado el AMOR.
         Y a veces ocurre, que el luminoso amor, perdura y se renueva en la pareja por toda la vida, y ese atardecer luminoso, que si bien pierde un poco de brillo, gana con la calma que se produce cuando el viento  deja de soplar, y permite a las nubes continuar brindando sus colores. Pero otras  veces sucede, que el viento en lugar de calmarse, arrecia, se lleva las nubes de colores y trae grandes nubarrones grises, que ocultan al sol, el cual se siente desamparado, y se esconde provocando esa noche negra y sin siquiera una estrella. Y eso es lo que siente la persona que perdió el  amor. Un ocaso en su vida.Y no hay nada mas triste que una vida opaca, amarga, una vida sin amor.


                            

domingo, 30 de octubre de 2011

INSTRUCCIONES PARA LLEGAR A TUS OJOS por AIDA REBECA NEUAH

Matriz


En un día claro, de sol brillante, me ubico a una distancia de no más de veinte centímetros, con el astro rey iluminando tus facciones.  Miro hacia adelante. Tu semblante y el mío quedan paralelos. Suspiro. Mi cerebro tarda unos minutos en  dejar de vagar por tu  cuerpo y focalizar  en  tu rostro. Fijo  mi primera  mirada en la T que dibujan las  cejas y la nariz. Esa  zona que en otras personas no tiene ningún fin, es la perdición de mis sentidos. Allí  nacen espirales giratorios que salpican colores pasteles al son de tus sonrisas.  Sigo mi  camino hacia tu boca, donde nacen tus besos. Los  labios descansan, se mueven con lentitud urgente. Bajo a tu mentón, fascinada,  tobogán de pendiente perfecta, me veo minúscula saltando en él, una y otra vez, riendo. Subo  por los  pómulos escalonados hasta  llegar a tus ojos ( pantallitas circulares del ver, canales de acceso directo  a  tu ser)  coronados de pestañas  que me  escriben palabras. No  siempre las  comprendo. Cierras, abres, cierras abres. Leo tu mensaje, son voces nuevas, desconocidas. Tus ojos se expresan en tonalidades, en profundidad. Me incitan a adentrarme y cobijarme en colores. Me atrapan, me amparan y me juegan a las escondidas, me divierten, me encandilan, me obnubilan. Apresando  mi vivir en tu mirada.

viernes, 28 de octubre de 2011

PAPÀ por SHOSHANA ZALTZMAN

¡Qué cosas tiene la vida! ¡Entre todos los tipos del mundo me viene a tocar a mi sentarme en el colectivo de regreso de Santa Fe al lado de un maricón! ¿No me podía tocar ese rubio que está sentado en la primera fila con la vieja? Bueno, seguro dormiré todo el viaje, así se hará más llevadero.
Me despertó el ruido, un golpe seco ¿qué paso señor? "Se me ocurre que el chofer se durmió, bajamos a la banquina, golpeamos una piedra, no se está muy oscuro."
¡Linda voz la del marica, parece educado, ni se calienta, no se asustó!
"Señores y señoras, por favor mantengan la calma, debido a una avería en el ómnibus, debemos esperar una grúa que nos remolque a San Nicolás, donde trataremos de cambiar de colectivo, les repito, tengan paciencia".
¡Pero…lo que falta, yo con hambre, en la oscuridad y sentada con un comilón!
La única cantina que estaba abierta en San Nicolás a esas horas era dudosamente "pasable", pero con el hambre que tenía hubiese entrado a comer al mismísimo infierno.
"¿No le molesta que me siente con Ud?" ¿Qué le iba a decir que no? ¡Pero que linda voz  tiene el jovato! ¡Parece tan tranquilo, como si nada lo alterase!  ¡Qué ropa usa, debe tener plata!
"Señoras y señores, lo siento mucho pero el colectivo llegará recién al amanecer, les ofrezco a los que quieren descansar suban al ómnibus averiado, el resto puede esperar aquí"
Hablamos toda la noche. Nunca conocí un hombre así, era tranquilo, pausado, limpio. Me contó de su amor, un tal Acevedo Velasco. Le hablé de mí, de mi ilustre profesión, de mis sueños. Le conté por que viajé a Santa Fe, lo poco que averigüé de mi mamá…Parece que yo también le caí bien.
En Buenos Aires me ayudó a encontrar otro trabajo. Me mudé a su departamento. Empecé a estudiar secretariado y le ayudaba en su oficina. Yo cocinaba y él hacia las compras , limpiábamos juntos. A veces lo visitaban algunos "amigos", nada especial.
Para el verano me voy a casar, nos regaló un departamento a tres cuadras del suyo. Se muere por ser abuelo.

jueves, 27 de octubre de 2011

CAMINOS DESENCONTRADOS por SARA RAWICZ

Deambulaba sin rumbo, tratando de asimilar la información descubierta acerca de su historia. No se explicaba cómo en una sola persona se podía concentrar tanta desdicha.
Había esperado con ansia su mayoría de edad, para abandonar por fin el convento donde se crió. Reconocía que las monjas le brindaron una buena educación y le dieron las armas con las que defenderse en la vida; al mismo tiempo les reprochaba su frialdad, su falta de amor.
El primer objetivo una vez que comenzó a trabajar, fue tratar de encontrar a su madre. Sabía por intermedio de una monja, como se llamaba, donde vivía y el motivo por el cual la había entregado a la semana de nacer. No fue tarea difícil. Encontró a Lucy, una amiga de su madre, quien le relató: Tu abuela era una mujer golpeada; tu madre se prostituyó para poder subsistir; quedó embarazada sin saber quien era el padre, pero no quería perderte. Te esperó con ilusión, estaba segura que tu llegada cambiaría su suerte; no fue así. Al darse cuenta que no podía hacerse cargo de vos, te entregó a las monjas para que te cuidaran. Cuando mejorara su situación iría a buscarte. No fue posible y hace un año murió sin llegar a conocerte.
Esperanza piensa que tal vez en algún lugar de la ciudad podría estar su padre, pero… ¿Cómo encontrarlo?

Federico quedó solo, la soledad lo agobia. La muerte de Eduardo le dejó un vacío total. Por rutina y para ocupar su tiempo continuó con las clases en la Universidad; también visitaba a su familia una vez por semana, pues sabía que lo esperaban con cariño. Los hijos de sus amigos lo consideran el tío favorito, no podía alejarse de ellos. Pero él siente que son afectos prestados, no propios.
La nostalgia lo hizo retroceder en la memoria. Como eslabones de una cadena, se fueron sucediendo los recuerdos. Se vio siendo un muchacho muy joven, cuando vivía en el barrio El Trébol. Evocó a aquella chica, de mirada vacía y sonrisa forzada; no recordaba su nombre. Tuvieron una relación muy apasionada, estaba muy enamorado de ella; luego se enteró que él no era el único y que estaba embarazada sin saber quien era el padre. Los acontecimientos se precipitaron; ella desapareció del barrio, él se mudó a la capital, conoció a Eduardo y su vida cambió de rumbo, unieron sus vidas y no se separaron hasta que la muerte se llevó a Eduardo.
Una duda le martilla en la cabeza; él podría ser el padre de aquella criatura.

Caminaba tan ensimismado en sus pensamientos, que no vio a la joven que venía frente a él y la llevó por delante. Ella, sumida en sus propias reflexiones tampoco reparó en él. Con el encontronazo se le cayeron los libros que llevaba. Los dos se sentían culpables y se pedían disculpas mutuamente.
Federico recogió los libros y cuando se los entregó le llamó la atención su mirada vacía y sonrisa forzada…


miércoles, 26 de octubre de 2011

ME OFREZCO A TI por NANCY ECHEVERRÌA KÙPERMAN


Me ofrezco a ti vestido de gris, lágrimas azules en mis mejillas, quema una rosa roja en mis manos, vientos de fuego en mi garganta, grietas en mi alma; perdidos tus colores es vana mi agonía y mi esperanza; muero un poco y me acicalo. Descansaras y esperare bajo el árbol que dibujara sombras y escarabajos dorados sobre nuestros cuerpos. Esperare como esperaba al poeta el amante escondido inspirador de poemas prohibidos y cantare amores para que duermas.
Para el mundo: tu Eduardo y yo Esteban.
Me ofrezco a ti, soy Esperanza, nacida de la desesperanza y lágrimas de la mujer de la vida, María; por padre, el destino. Me ofrezco a ti, mi dote es la esperanza, lagrimas rojiazules surcaron mis mejillas, mi historia reconstruida esta en mis labios. Pongamos nuestros relojes de la vida al unísono.
Y propongamos al mundo: Esteban y Esperanza.


martes, 25 de octubre de 2011

AMOR COMPARTIDDO por IRENE FELDMAN DRIZ

La viuda de Eduardo Acevedo, decide regalar las pertenencias de su marido fallecido recientemente, comienza con su ropa  que  son cuidadosamente acomodadas y  que  irán  a  la parroquia.
Al entrar en el escritorio para elegir  los libros, recuerda al escritor,  que enseñaba  y encaraba la lucha por el bienestar social, con  el entusiasmo  de los desafíos que la vida  lo caracterizó. Mira el lugar donde paso mucho tiempo, un cuadro inclinado acapara su atención, lo saca y ve   la parte trasera  donde está   escrito: “A mi amor, por  quince años de vida compartidos”.
Recuerda que todavía  no canceló  su celular , comienza a ver las llamadas efectuadas, hay un número que se repite en forma constante, y que no le suena familiar, llama para interiorizarse de quien se trata, una voz sugestiva  de mujer, le contesta, se queda paralizada, siempre tuvo confianza en su pareja, pero la duda comienza a emitir sonidos roncos , balbucea y pregunta  ¿con quien hablo?, le responden,” la Gringa”, su desconcierto va en aumento, el silencio  se rompe  cuando le preguntan ¿ quien es?, ella contesta:  tengo un mensaje de parte de Eduardo ,luego de una pausa  le indican que se  dirija a la calle Moreno número  3713, y pregunte por ella.
La consternación va en aumento, al llegar al domicilio indicado, ve que la puerta esta abierta , entra a  un patio, una persona rubia, muy maquillada y vestida de forma que impresiona como  mujer de la vida  va a su encuentro , se presenta como la Gringa y le pregunta si viene de parte de Eduardo.
Con la cabeza responde que si, entonces la mujer   grita, Víctor te buscan.
Aparece Víctor, educado  y elegante, se aproxima a ella, y le dice: Eduardo ha sido el amor de mi vida, podemos ahora llorar juntos.
La viuda siente que su corazón se rompe en pedazos, no hay lágrimas, las hubo hasta  el momento en que conoció finalmente la realidad.





lunes, 24 de octubre de 2011

JUEGOS DE LA MENTE por NANCY ECHEVERRIA KÚPERMAN


El edificio tenía dos habitantes, dos hermanos siameses; inconsciente y consciente.
La noche arrulló suavemente a consciente e inconsciente jugo a ser libre desplegando ráfagas de colores sobre un lienzo formado por una piel camaleónica que parecía tener vida propia.
Llamaradas  de colores fuertes y en movimiento parecían devorar a los suaves o danzar en armonía unos con otros. Los colores se entrelazaban en danzas amorfas dando origen a otros y diferentes matices que seguían el ritmo de melodías a momentos dulces y suaves y  a momentos desenfrenados y cortantes.
El lienzo de piel viviente se trasformaba dando origen a las mas hermosas combinaciones.
De pronto, la luz del amanecer despertó a conciente; el lienzo se transformo en piel rugosa y yerta, esta me acarició la mejilla y mi boca emitió un gemido. Me puse de pie y salí. Bajé corriendo para no vomitar en el edificio de mi mente”.



domingo, 23 de octubre de 2011

SUEÑOS ENCERRADOS por GABY SZUSTER


"Caballero de edad muy avanzada, sin familia, enfermo, busca persona o pareja que quiera darle compañía y cuidados sencillos. Ofrece a cambio la propiedad del inmueble a su deceso" .El artículo ajado casi se desintegraba entre sus manos. Lo dobló cuidadosamente por las líneas marcadas y lo guardó en la caja, archivándolo junto con sueños y viejas ilusiones. Una sonrisa amarga se dibujó tenue en su cansado rostro. Se acomodó en la gran cama, ahora suya. Estiró las piernas, y puso los brazos en la nuca. Miró el desgastado papel, unas flores que habían perdido todo el amarillo, eran ahora patéticos esqueletos dibujados. Triste. Todo era tan triste. Y lúgubre. El destino le jugó una mala pasada. Otra de tantas.... Se quedó dormida, un sueño intranquilo, con voces del pasado que la acosaban y no le permitieron relajarse. Se despertó más agotada aún. En la cocina se preparó un té, evitó el azúcar, como un acto de rebeldía. El viejo adoraba el té excesivamente dulce. Pegajoso, como él. No quería pensar en eso, pero estaba en su cabeza siempre. Se fue al jardín, a respirar un poco de aire fresco. Era el único lugar agradable de la casa. Gracias a ella, que durante veinticinco años le había dedicado los pocos ratos libres que disponía. El sol ya estaba ocultándose, dándole al cielo un color rojizo digno de una postal. Se sintió apenas reconfortada  por el entorno. El viejo se coló en su mente, con toda su inmundicia y tiranía. Sus caricias eran ásperas, y la hacían sentirse absolutamente desdichada. Sumida en sus pensamientos ni siquiera se dio cuenta que ya estaba oscuro, y hacia frío. Fue a buscar una manta y regresó al jardín. Los recuerdos la atacaron nuevamente con la fuerza de un tornado, dejándola indefensa y se rindió frente a ellos: Cuando se presentó por el aviso, estaba desesperada. No tenia dinero para comer ese día, ni pagar la pensión, las últimas monedas las utilizó para comprar el diario, buscando la salvación. Al leer el aviso, sintió que la había encontrado, que Dios al final de cuentas, no se había olvidado de ella. Tocó el timbre y un hombre deplorable, repulsivo y maloliente abrió la puerta. Era eso o dormir en la calle. Pensó que al menos por esa noche, era preferible la primera opción. Esa decisión marcó su vida, comprendiendo ahora que estuvo presa durante un cuarto de siglo. Le sonaba irónico pensar que los primeros días se autoconvenció de quedarse pensando que el viejo no podría durar mucho, y luego ella seria dueña de una mansión. Se rió fuerte, y su risa se convirtió en llanto. Un llanto violento, que le sacudía el cuerpo, y el alma. Se secó las lágrimas. Su vida no valía nada, la había desperdiciado, esperando un sueño que llegó tarde. Demasiado tarde. 

viernes, 21 de octubre de 2011

ANUNCIO por IRENE FELDMAN


“Caballero de edad muy avanzada, sin familia, enfermo, busca pareja que pudiera darle compañía y cuidados sencillos. Ofrece a cambio la propiedad del inmueble a su deceso.”

Este aviso figuraba en el diario, al leerlo, Mary sintió un estremecimiento,  la curiosidad fue mayor que su necesidad de cambiar su vida.
Acudió  al domicilio, la persona que abrió la puerta, le causó  gran sorpresa, la cara del anciano reflejaba serenidad y resignación, y su apariencia no daba señales de enfermedad.
Fue invitada a pasar,  cruzó  un  pasillo oscuro y luego al salón decorado con austeridad, con un ademán, le indicaron que se sentara,  Mary no se  animaba a hablar, esperó que él iniciara  la conversación, su inquietud iba en aumento,  no sabía la causa, pero algo en su interior le decía que esperase con calma, lo que el extraño le podría decir.
El caballero con una sonrisa, le dijo que se llamaba Augusto, pidiéndole que le hablara de los  pormenores de su vida y el motivo que le había inducido a contestar el aviso.
Mas animada, Mary sonrió a su vez, manifestó que era viuda, había ejercido como docente, hasta que su esposo enfermó, que su único hijo estaba en Australia, casado, con dos nietos que no conocía, y del cual ocasionalmente recibía noticias .
El dolor se reflejó en sus ojos.
Augusto, le dijo que entendía porque había contestado  su aviso, que la soledad  compartida es más llevadera, cuando no se tiene a los seres queridos cerca.
Luego de una pausa,  le dijo que sentía como si la hubiera conocido de antes, que su corazón se estremeció, al verla frente a su puerta,  que le recordaba su primera novia, en su provincia natal, que tuvo que dejar en plena juventud, porque sus padres se trasladaron a la gran urbe, que con gran dolor la dejó, y sus cartas fueron devueltas por desconocimiento del destinatario, y que no se había casado, por que continuaba fiel a ese primer amor.
Las lágrimas  caían por el rostro de Mary,  recordó cuando su primer novio dejó la ciudad donde ella había nacido, para trasladarse lejos. Su dolor al no recibir noticias de Juan y al  poco tiempo ella y  sus padres también se mudaron.
Mas osada le preguntó el nombre completo al caballero, que notó tembloroso y emocionado, el cual le dijo que era Juan Augusto, y luego de un breve silencio,  este preguntó: ¿María Soledad, eres tú?
Mary  asintió.
Los dos se levantaron al unísono, Juan tomó las manos, la miró a los ojos y con voz cortada, susurró:” nuevamente juntos, mi amor”.En ese momento las llamas de dos velas apagadas  en tantos años, se  encendieron en sus corazones.

jueves, 20 de octubre de 2011

ÚLTIMO RECURSO por GABY SZUSTER


Estaba ahí sentada con la espalda derecha, en una silla dura e incómoda,  rodeada de varias
 caras serias tratando de explicarme y explicarles lo sucedido: -Yo no quería. Me negaba con toda mi fuerza y convicción. No intento justificarme, simplemente me sentí en un callejón sin salida.  Los oficiales me miraban con una mezcla de compasión y burla. De acuerdo a mi vestimenta no sonaba muy convincente, lo sé. Volví a intentarlo.
- Fui a la casa de Susy muy alterada. Ella la tiene más clara que yo. Le  conté mi desesperación y ella me dijo que no era difícil conseguir plata fácil y rápido. Que no tenía de que preocuparme. Mucho no le creí. Pero cuando me vistió y me maquilló sentí que no era imposible, que el mundo era mío. Estaba nerviosa, no lo voy a negar. Yo nunca hice algo así. Me tomé casi media botella de whisky para darme ánimo. Sentía que iba a poder, que no podía ser tan terrible. Sólo que cuando vi al viejo en pelotas no pude contenerme, tomé lo que tenia más a mano, y lo golpeé violentamente en la cabeza. La sangre me salpicó toda, el cayó hacia mi, tirándome al piso. "Su piel rugosa, yerta, me acarició la mejilla y mi boca emitió un gemido. Me puse de pie y salí. Bajé corriendo para no vomitar en el edificio".

miércoles, 19 de octubre de 2011

REQUISITOS BÁSICOS por AIDA REBECA NEUAH


“Caballero de edad muy avanzada, sin familia, enfermo, busca persona o pareja que quiera darle compañía y cuidados sencillos. Ofrece a cambio la propiedad del inmueble a su deceso”. Terminé de escribir el papelito y se lo di a la chica de la agencia. Me sonrió.
 Usted sabe señorita… Rosa, me llamo Rosa. Vos sabés Rosa, lindo nombre, hay una flor que se llama así. Rosa, me viene bien cualquier persona con buena voluntad. Prefiero  una señora, las mujeres  tienen esa sensibilidad especial, esa visión de los conflictos que las hace únicas. Le corrijo y le escribo “señora” don Fermín. ¿Señora?… ¿dije señora?… bueno quise decir una señora joven, la juventud empuja, va para adelante y eso es lo que estoy necesitando, mucha fuerza y mucha garra. La chica que venga que no sea muy alta ni muy baja, a las altas les cuesta agacharse y con las petizas me duele el cuello cuando hablo con ellas. A  mí me gusta mirar a  la persona a la cara cuando le hablo, Rosa, que hermosos ojos tenés. Lindo nombre rosa, hay una flor que se llama así. Le agradezco don Fermín. ¿Quiere que la muchacha le cocine? No, siempre tengo en mi habitación almendras, chocolates, quesos, cerezas y alguna bebida espumante, no hace falta que me cocinen. ¿Qué le charlen? No hace falta, sabes Rosita… rara vez salgo de mi  habitación, converso mucho con mis amigos por teléfono, claro, todos están lejos y no pueden venir a visitarme, charla  es lo que me sobra. ¿Qué lo bañen? Tampoco, quizás un poco de ayuda para entrar en el jacuzzi, sabés que esas escaleras son muy resbalosas. Rosita, entre nos, yo casi no me levanto, pasaríamos mucho tiempo en la cama. Don Fermín ¿y qué van a  hacer en la cama? ¿Qué podemos hacer?… jugar a las damas.


lunes, 3 de octubre de 2011

AGUA: ¿CALIENTE O FRÍA? por LUIS GOREN



                El dilema de Hamlet no es nada ante esta disyuntiva; pero: ¡qué placer extraordinario es introducirme debajo del agua a la temperatura justa que  a mí me gusta! Es un placer que supera lo sensual, y entra en lo espiritual; es sentirse flotar y elevarse, ingrávido como las nubes de vapor que se pegan  al  techo de la ducha. Es sentirse transportado a otro Espacio Tiempo donde todo es diferente y  posible.
                Y luego del remojón, enjabonarme despacio, mientras la imaginación vuela en busca de esa ingravidez con la que sueño, para  escapar, aunque sea por unos momentos del ferreo asidero de la gravedad, que me tiene atado a este mundo del que quiero  emanciparme, para disfrutar de la libertad de ser por unos momentos, yo mismo, sin ningun tipo de condicionamiento. Y a veces lo consigo, y me transporto, y no soy el mismo, soy otro. Increible, al querer ser YO completo, paso a ser otro. Y no me lo puedo explicar.
                Entonces, pletórico de sueños y sensaciones, imagino un mundo mejor, donde, como diría Ruben Darío*, seríamos todos hermanos: "hermanos hombres, hermanos bueyes, hermanas estrellas, hermanos gusanos". Y yo, flotando en ese mundo de "hernanos", sueño con mis hermanos judíos, hermanos cristianos, hermanos musulmanes, y hermanos hermanos, sin guerras, sin odios, sin sangre derramada, todos en paz y armonía. Todos envueltos en amor.
                Así me demoro, en tanto me refriego con la esponja para sacarme la suciedad del cuerpo, con la imaginación, trato de sacarne la suciedad del alma, tan contaminada como el cuerpo, por la mugre que tenemos que soportar diariamente. Y no podía faltar la Patrona, que me dice: ¿cuantas horas te vas a estar bañando? ¿Te pensás que al agua la regalan? ¿Cómo le explico que no solamente me baño, sino  que tambien sueño? 
                Al final, de una manera u otra, no tengo mas remedio que poner los pies en la tierra, y continuar con la triste realidad imperante. Pero: ¿quién me quita lo soñado?

AGUA MÁGICA por IRENE FELDMAN DRIZ

 


El baño es un ritual, al cerrar los ojos, siento una suave brisa, en el oasis en que me encuentro.
Camino hacia la cascada, me introduzco en sus aguas, éstas  me acarician, mojando mis cabellos, y luego se deslizan por todo el cuerpo.

El aroma a jazmines me envuelve, alrededor  un vergel de plantas y árboles, el trino de los pájaros, el aire puro, acompañan la magia del agua,  con su música especial.

Mis pensamientos se sosiegan, el agua  mágica sigue fluyendo, la armonía es ideal.

Me envuelve una oleada de energía positiva, me siento feliz.

Cierro la ducha, el agua mágica desaparece, la sensación  persiste,  la paz continúa en mis sueños, y la luz de la aurora mañana  me despertará.

domingo, 2 de octubre de 2011

SENSACIONES BAJO LA DUCHA por EMILIO FELER

Me voy a duchar. El agua golpea de arriba. Yo me hallo en medio de la neblina londinense 
yendo a encontrarme con alguien en el puente de Waterloo. Un golpe de agua fría, alguien abrió otra canilla, me devuelve a la realidad. Vuelve el agua caliente. No pasan dos instantes y estoy sentado frente al mar, tomando tragos helados, y mirando a las chicas. Una de ellas se hace invitar. Yo le hago con la mano al barman, el me entiende. Estoy pensando en llevármela ya al hotel. Aún estoy sin programa para hoy. Mi esposa me grita que mi hermano me llama por teléfono. Que me llame después le digo. Me empiezo a pasar el jabón por el cuerpo. Cuando llego a los genitales el cosquilleo de costumbre. Soy candidato a senador por mi provincia.
Tengo dos reuniones consecutivas. Le digo a mi secretario, que anule una de ellas, a su gusto. Calculo cuanto me darán por votar con el oficialismo la ley que tanto necesita el gobierno. La puta, se me cayó el jabón. Me agacho a levantarlo y me raspo toda la pelada con la canilla, y lo peor que al jabón no le emboqué, se me resbala y va de un lado al otro. Estoy vestido de pirata, con un ojo tapado con un cuerito redondo, y un aro de oro, por si me matan, que con el paguen mi entierro.
Salto con los demás al galeón que ya no puede huir de nosotros. Doy mandobles por aquí y por allá. Nos resbalamos de tanta sangre que hay en la cubierta. Empujo a varios, para ir a buscar las joyas y las monedas de oro que el bajel transporta. En el apuro me caigo por las escaleras. Vuelvo a buscar el jabón. Ester me grita, hasta cuando te vas a bañar, sabes lo que nos sale el agua, y la cena está lista. Me paso la piedra pómez por los pies. Salgo y me seco frotándome bien la toalla. Que cagada, que bien la paso con mis sueños en el baño. Pero no importa. Mañana me volveré a bañar y a perderme en la nebulosa. Ahora, ahora me quedo con la realidad.

sábado, 1 de octubre de 2011

UNA ROSA ROJA por SARA RAWICZ


El escritor Eduardo Acevedo Velasco falleció el 12/9/2006 a los sesenta y un años de edad.
Lucía Torres, periodista de la revista Sucesos, tiene el encargo de escribir su biografía, a cinco años de su muerte.

Eduardo Acevedo Velasco nació en Buenos Aires el 5/8/45, hijo de un matrimonio español que arribó a nuestro país huyendo del régimen franquista. Siendo el menor de tres hermanos fue el más mimado y consentido. Desde muy pequeño fue un niño díscolo, lo que le valió no pocas amonestaciones en la escuela y numerosas reprimendas de sus padres.
En el secundario, a pesar de su rebeldía se destacó por su inteligencia, encontrándose siempre entre los mejores alumnos. Poseedor de una gran sensibilidad se inclina a escribir poesía.
Ingresa en la facultad de Filosofía y Letras y se da cuenta que puede canalizar su rebeldía a través de la lucha social.

Debido a la dictadura militar se ve obligado a emigrar a España, haciendo el camino inverso de sus padres.
Termina sus estudios y se dedica a dar clases y a escribir, convirtiéndose en un escritor reconocido universalmente.

Con el advenimiento de la democracia regresa al país. Continúa con sus actividades habituales y agrega a ellas su actuación en toda institución que se dedica a la lucha por el bienestar social.
Fallece luego de una larga enfermedad el 12/9/2006

Lucía relee lo que ha escrito, siente que hay algo que no cierra. La vida de un escritor no es sólo su obra literaria e institucional. Bajo la piel del hombre público habita un ser humano con sus virtudes y sus falencias. Un ser que con sueños, sentimientos, familia, amigos… Esos datos le faltan a su biografía. Dispuesta a recabarlos, asiste al homenaje que le hacen en Recoleta.
Termina la ceremonia; uno a uno todos se retiran, sólo queda un hombre que deposita una rosa roja sobre la tumba.
Lucía se acerca y le pregunta: _¿Es usted un familiar?
El hombre se vuelve y con voz desconsolada le responde:_ Fue mi pareja de toda la vida.