martes, 30 de marzo de 2010

ALEGATO por Gabriela Szuster

(la consigna, elaborar un relato a partir de la visualización mental de una naranja)




Nadie se ha detenido a pensar. Y es lógico que así sea. Pero nuestro destino puede ser variado, no está determinado de antemano. Somos solo unas pocas las elegidas, pero existimos, y ya es hora de que nos tomen en cuenta. Tenemos distintas especies, y solo algunos son capaces de  diferenciarnos. La gente apurada nos compra y nos lleva a su casa, para disfrute de los niños, o del abuelo. En fin, para el consumo familiar. Pero nuestro destino puede ser otro: podemos ser el modelo de un pintor para su cuadro, podemos ser elemento de estudio en una clase, y podemos a veces brillar en la televisión y gozar de unos minutos de fama junto al chef de turno. Además figuramos en los libros de cocina, de cocineros famosos y no tanto, y por si todo esto fuera poco podemos ser el ingrediente principal de platos de repostería  y salados. Tenemos nuestro propio dulce, nuestro propio color, nuestro propio árbol, nuestra vitamina y nuestros caramelos. A nadie se le ocurriría fabricar caramelos de lechuga o de tomate. Tenemos competidores, como el limón y el pomelo, pero en menor escala. Nosotras somos las líderes, y es por eso que hemos decidido crear la Asociación Mundial de la Naranja, donde reuniremos en un solo lugar recetas, modelos para artistas, ejemplares para televisión, y otros usos, agrupados debidamente por antigüedad, tamaño, gusto y belleza. Quien mejor que nosotras mismas para semejante tarea.

EL MUERTO EN LA COLINA (Malvinas) por Sara Guecin

(la consigna, elegir SEIS párrafos del relato de Jorge De Abreu "El muerto en la Colina", en un nuevo relato). 




Un inepto gobernante de un país sudamericano, mandó sus tropas al frente de batalla. Esta se libraría contra una gran potencia, en suelo conocido solo por su existencia en el mapa. Sus tropas la componían jóvenes inmaduros y temerosos; obligados a cumplir ese penoso deber para con la patria. Iban a la guerra y pretendían olvidar su existencia.   Luchaban, morían y en un fugaz instante final comprendían su destino.  Muchos cayeron; también Hernán Solís, mi querido amigo, oriundo de Misiones. Tenía 20 años. ¡Pobre negrito! Quedó allí, tendido en la suave pendiente de la colina, junto a muchos mas, junto a cientos de cuerpos mutilados.   El sol y la lluvia, las aves carroñeras y los gusanos socavaron túneles en la carne muerta de sus compañeros, fundiéndose lentamente en la tierra.    Pero el no, su cuerpo resistió la podredumbre y nadie entendió el macabro portento.  Los años se diluyeron sobre su piel reseca y el permaneció, adherido al paisaje como una piedra gris; con la herida del vientre pardusca ya dura.  Él, recostado en el suave declive, observaba con las cuencas vacías de sus ojos, la alternancia del sol y de la luna durante incontables ciclos. Recuerdo que el pueblo había vitoreado al infeliz gobernante. ¡Pueblo ignorante! ¡Van hacia la muerte! ¡Decían los que sabían! Pobres chicos. ¡Esta guerra está perdida! Todos los medios transmitían falsas noticias ¡vamos ganando! Decían.  Cuando en realidad, los chicos fueron masacrados ¡no solo por el enemigo! También la oficialidad aportó su saña.  En la colina, su mano placida yace extendida, abandonó su espada; entre sus dedos crece la hierba y él persiste.

EL MUERTO EN LA COLINA por Nelly Shejter

(la consigna, elegir SEIS párrafos del relato de Jorge De Abreu "El muerto en la Colina", en un nuevo relato). 



Salió de la librería contenta como un niño con zapatos nuevos: ¡por fin había conseguido el ejemplar detrás del que estaba hacia tanto tiempo! ”El muerto en la colina” (memorias de guerra, ultimo “best- seller” del famoso Ernest Henay). Apenas llego a la casa se acomodo para leer, dispuesta a devorar paginas, capítulos. Leyó: iban a la guerra y pretendían olvidar su existencia. Luchaban, morían y en un fugaz instante final comprendían su destino. No sabía por qué, pero el relato comenzó a apenarla hasta el llanto, quizás porque le hiciera recordarlo. Continuó: era un muerto muy singular, ya nadie recuerda desde cuando. Pero ella sí recordaba, no el tema del texto pero sí su propia historia. Retomó la lectura y al llegar al capitulo siguiente…otra vez la comparación melancólica: Él, recostado en el suave declive, observaba con las cuencas vacías de sus ojos, la alternancia del sol y de la luna durante incontables ciclos. Era como un “recuerdo viviente”, como si lo tuviera frente a ella, sus ojos, el sol, la luna alternándose durante las veinticuatro horas del día. ¿Que estaba haciéndose? Seguir con la lectura sería enfermizo, pero de todos modos sentía interés y necesidad por continuar. No podía dejar, era algo más fuerte que ella misma y…seguía leyendo. Quedó alli, tendido en la suave pendiente de la colina,junto a muchos mas, junto a cientos de cuerpos mutilados. Otra vez lo imaginaba tendido en la colina, junto a todos los demás. Era como un “recuerdo viviente”. Si: ya dudaba entre la realidad y lo que le habían contado. Teresa tenía el rostro de Juan Carlos como si lo tuviera frente a si, con el cuerpo tendido en la colina. Entro en una somnolencia incontrolable, mas que eso sopor. No tuvo control del tiempo que había pasado. El libro se le había resbalado de las manos y cuando despertó de golpe, lo recogió y hojeo mientras buscaba el punto donde había interrumpió la lectura. Su presencia atrajo a filósofos y escritores, pintores y ceramistas, hombres de ciencia y sacerdotes. ¿Qué era lo que estaba leyendo? Buscaba sin lograr; comenzó otro capitulo, ¿habría salteado algún detalle importante, o se trataba de alguna falla de la edición? Pues ya no comprendía lo que leía. En la colina, su mano placida yace extendida, abandono su espada; entre sus dedos crece la hierba y el persiste. Decididamente no era el tema más indicado para que Teresa leyera a tan poco tiempo del final trágico que le ocurriera a su Juan Carlos.

lunes, 29 de marzo de 2010

LA BELLA DURMIENTE DE AMÉRICA DEL SUR por Adriana Iriarte

(la consigna, elaborar un relato a partir del microcuento de Marco Denevi, La Bella Durmiente y el Principe).




La Bella Durmiente cierra los ojos pero no duerme.  Está esperando al príncipe. Y cuando lo oye acercarse, simula un sueño todavía más profundo. Nadie se lo ha dicho, pero ella lo sabe.  Sabe que ningún príncipe pasa junto a una mujer que tenga los ojos bien abiertos.  Por eso, finge, y, con el firme propósito de que él, pueda aproximarse a conquistarla para toda la vida.  En él tiene toda su esperanza. Él hace promesas que nadie jamás hizo.  No estará dispuesta a mirar más allá de otra oportunidad, porque está extenuada de tantos farsantes.  Después de un largo tiempo de espera, considera que él es el hombre de su vida.  ¿Otro?  ¡Eso nunca!, porque nadie es como su héroe; ya eligió y punto. Y qué le importa los defectos de aquel sujeto: sólo tiene virtudes para ella.  Y si el mundo se opusiera a su príncipe, por él estaría dispuesta a todo, en la guerra, en la paz, en el hambre, en el sufrimiento.  Vive sumida en la ilusión, no ha mirado más allá de la realidad, está cegada.   Y Su Alteza precisamente desea eso.  Que esté bien dormida en ideales, utopías, principios y valores, para ir en su conquista, la quiere virgen.  La joven, llena de ilusiones, cierra sus ojos, para que sea más fácil enamorarla, ignorando que, además, de un profundo yacer, él la quiere dócil, manipulable y sumisa para sus propósitos.  Se acerca, la besa y ella lo mira feliz.  Seguidamente, con galantería, le promete villas y castillos.  La Bella le cree, y perpleja deja todo en sus manos, por las promesas nunca antes oídas.  Confiada le cede todo el poder de su delfinado, propiedades y riquezas, dejándose envolver por sus palabras de héroe y libertador.  Pasa el tiempo y todo cambia.  Él fue dando poder a sus amigos y familiares en aquella región, entregó riquezas a otros reyes a cambio de pleitesías y adulaciones. Nadie más tenía derecho a opinar, pues, ahora tenía el poder total en sus manos. Preocupada por eso, le pidió explicaciones a su amado, y él solo le respondió, que debería someterse a sus designios o la sacaría del principado.  Cuando ella le manifestó –yo confié en ti- sólo la insultó y la mandó a su dormitorio para siempre.  Y hasta ahora dormita, al norte de América del Sur, en una habitación lúgubre de ideales, pensamientos, utopías, y no puede opinar, pues, podría ser castigada severamente. Y seguirá así, hasta que despierte de verdad, y enfrente a aquel déspota mentiroso, dice la leyenda…

domingo, 28 de marzo de 2010

CAPERUCITA ROJA (sólo para adultos) por Shula Daich

(la consigna, reescribir el tradicional cuento de Caperucita Roja, bajo el punto de vista del narrador omnisciente, y de dos de sus protagonistas)



Narrador
Había una vez, una señorita muy linda, que vivía con su madre viuda. Todos la llamaban Caperucita Roja porque le gustaba ponerse, ropa muy apretada de color rojo, que resaltaban sus cualidades físicas.
Un día, recibió la madre un Sms en la que la abuelita le contaba que no se sentía bien. Fue entonces cuando le pidió a su hija, Caperucita Roja, que le haga el favor de llevarle a la abuela algunas medicinas y alimentos dietéticos. Caperucita Roja aceptó complacida sin antes, haberle advertido su madre de comportarse correctamente y de no hablar con gente extraña. Caperucita tomó su BMW y se dirigió a la casa de su abuela, la cual estaba al otro lado del bosque. En la mitad del camino vio a un muchacho hermoso y robusto "haciendo dedo" al que sin titubear, paró el auto, y lo invitó a subir.
Durante el viaje, para mantener alguna conversación, le contó Caperucita Roja que iba a visitar a su abuelita que no se sentía bien. El muchacho, le pidió que parase un poco antes de llegar al final del bosque, y le agradeció su cortesía. Lo que Caperucita Roja no se imaginó, que aquél buen mozo, llegó antes que ella a la casa de la abuela preparándole una linda sorpresa. Al entrar, vio que la abuelita no estaba, entonces, aprovechó la situación, se desnudó y se vistió con el camisón de la abuela metiéndose rápidamente en la cama. Caperucita aparcó el BMW, bajó del coche, golpeó a la puerta pero al no tener respuesta alguna, entró.
_"Abuelita...te he traído algunas medicinas y chucherías que mamá te mandó”, le dijo.
_"Acércate más criatura, para que pueda verte" gritó  el muchacho disfrazado de abuela e imitando su voz.
_¡Oh!¡Qué mal se te ve abuelita! ¡No te reconozco!
_No estoy tan mal querida, me siento como un lobo feroz, y ahora te lo demostraré... (El muchacho, saltó de la cama tomó a Caperucita en sus brazos apretándola con fuerza...y...comenzó a besarla)
Caperucita trató de apartarse del "lobo feroz"(1.80mts de altura, ojos celestes, tez morena, musculoso con bíceps etc.) pero...en vano...era mucho más fuerte que ella. Entonces comenzó a gritar. Sus gritos llamaron la atención al leñador que estaba en esos momentos serruchando un árbol en el bosque cercano .Corrió con rapidez a la casita blanca, desde donde salían los gritos, entró sigilosamente  para ver qué es lo que sucedía.
También la abuela llegó en ese mismo instante. Comenzaron a pegarle...
Fue entonces cuando Caperucita Roja y la abuela miraron al "lobito" con más intensidad y tomaron una decisión unánime... ¡Echar al leñador!
Concluida la odisea, Caperucita Roja, la abuelita y el muchachito (alias "lobo feroz") llegaron a la conclusión, que los ideales socialistas, son los más eficaces en estos casos complicados, porque están basados en compartir los intereses colectivos, respetando los particulares. Decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad, basada en la cooperación y el respeto mutuo, con el fin de vivir los tres juntitos, felices, comiendo perdices.

El lobo
_¡ Qué vida de perros la mía!!! Me parezco al lobo del cuento de Caperucita Roja. Vivo muerto de hambre sin tener un techo donde guarecerme.
A ver...ahí viene un BMW.... ¡Qué cochazo!!...¡y...que linda la piba que lo maneja!... ¡Toda vestida de rojo! ¡Está cien puntos la "Caperucita Roja"!Si pudiese ,me la como, me la como entera...
...Le voy a pedir que me lleve al otro lado del bosque...Luego veremos qué pasará... ¡Quién tiene ganas de escuchar historias de abuelitas!...que está  enferma...Aunque pensándolo bien… ¡Me dio una flor de idea! Veremos si puedo realizarla...Trataré de llegar antes y convertirme en la abuelita...y...el resto...Dios dirá...Si la vieja me jode, la duermo...o… ¡la mato!!!
¡Me parece que hoy es mi día de suerte!... ¡Dios está conmigo!
¡Qué suerte que no hay nadie! ...Aquí hay un camisón, debe ser el de la "abuelita". Me lo pondré y me meteré en la cama. ¡Pucha que será chiquita esa vieja que el camisón no me entra!...
Ahí entró la Caperucita...cambiaré la voz para que crea que soy la abuela...
¡Ay!!  ¡Que manos tan fuertes tienen!  ¿Porqué me pegan ?Yo sólo quise besarla ...un poco..
Pero...lo que no entiendo...qué pasó exactamente...primero me pegan e insultan, me gritan...y después me piden que me quede...
¡Como dije antes! Hoy es mi día! ¡Dios está conmigo!


La victima: el leñador
Mientras estaba trabajando en el bosque, serruchando un árbol, escuché gritos .Tiré todas las herramientas y comencé a correr. Al principio, no sabía de dónde venían, que parecían pedir ¡socorro! Hasta que me di cuenta que venían de la casita blanca. Entré y.... ¡Dios mío!!...un muchacho robusto disfrazado con un camisón de mujer, con todo el trasero al aire, trataba de forzar a una pobre chica...Al principio le hablé, pero como no me escuchaba...le grité...hasta que al final...usé todas mis fuerzas y comencé a pegarle .Una vieja (aunque bastante bien puesta) entró en ese preciso instante y se sumó a mí con sus palizas...

Pero de repente algo pasó... no puedo entenderlo...
La chica y la vieja empezaron a gritarme....a decirme que no me meta dónde nadie me llama...que no es de mi incumbencia lo que sucede en la casa de los demás....y... ¡me echaron!!!...así, sin decirme ni siquiera gracias...
¡Qué mundo de locos!!!   ¡Quién entiende a las mujeres!!

LA QUERÍA TANTO por Shoshana Zaltzman

(la consigna, elaborar un relato sugerido por la figura, correspondiente a la escuela experimental llamada poesía visual)




En el verano se sentaban al fresco. Descansaban, charlaban y se reían.
Justamente por eso se fueron a las afueras de la gran ciudad, para disfrutar del aire libre, del silencio y la paz del lugar. A veces también venían los vecinos: Julián y Clara, el matrimonio de al lado. Los cuatro se llevaban bien, Daniela servía un jugo y Pablo cortaba  las frutas. Pablo y Daniela se amaban apasionadamente, amor de los primeros años de matrimonio, amor de antes que llegaran los hijos, amor intenso. Un día Pablo vio que la mirada de Daniela se cruzó con la de Julián. Sospechó. Al atardecer siguiente, cuando llegaron los vecinos abrió una sandía con un gran cuchillo. La sandía crujió y salpicó el piso… Ellos siguieron riéndose. Los ojos de Daniela no mentían, las risas sí…

¡VIVE SAMANTHA VIVE! por León Binder

(la consigna, elegir las características de un ser vivo y trasladarlas a un relato, utilizando la llamada tecnica bionica de creatividad)







Ay Samantha, Samantha si doña Olga te viera. 



Creíste que la posesión de tu nombre, dado por tu madre fanática de la serie de TV, te daba derecho a, cual personaje de ficción, montar en tu escoba y alejarte de un lugar a otro al instante, evitando entrar en problemas. Porque, a decir verdad tu andar por la vida es errante e inconstante. Tienes un cuerpo muy grande, bien formado con un color dorado, vaya a saber porque mezclas, tus piernas mas bien cortas pero firmes y alguna manchas en forma de roseta al final de tu espalda, todo esto seguramente por tu dieta casi exclusiva a base de carnes. Acostumbras a recorrer trechos cortos lentamente con tu firme cuerpo erguido y la cabeza algo gacha dando a toda tu figura un aspecto de mujer fatal. Los machos se pelean por ti, cosa con la cual tú gozas enormemente, y otorgas al ganador como premio el observar de cerca en directo esas alteraciones de la piel que tu llevas muy orgullosa. El ofrecer este premio tan seguido te hace estar constantemente en un estado embarazoso, lo que daría la impresión que tienes familia cada cinco o seis meses. Dicen los que te conocen bien, que mirando el movimiento de tu cola uno puede conocer tu estado de animo, una oscilación hacia los laterales anuncia estar dispuesta a la guerra, por el contrario si el movimiento es hacia arriba o abajo, mejor no acercarse. Al final Samantha, casi no esperas a que tus hijos se desteten, para dejárselo a los padres y saltar a otro lugar, y siempre repitiendo la misma historia. Seguramente, pensarás, que esta es la mejor forma de vengarte, por la infeliz vida que tu padre le hizo pasar a doña Olga.





Notas del autor:


Leopardo: La hembra tiene cachorros con un periodo de gestación de cinco a seis meses. Los abandona prácticamente cuando deja de amamantar. Son animales de gran tamaño l.90 m. sin contar la cola. El movimiento de la cola preanuncia los estados de ánimo de estos felinos. Tienen la piel dorada con algunas manchas en forma de rosetas sobre su lomo. Caminan trechos cortos con la cabeza gacha lo que los hace parecer emitiendo un constante gruñido. Se alimentan a base de animales con una dieta casi exclusivamente carnívora.


EL ACOSO por Gabriela Szuster

(la consigna, elegir las características de un ser vivo y trasladarlas a un relato, utilizando la llamada tecnica bionica de creatividad)



Conocí a Mauro una cálida tarde de verano, tomando un café, en “La Esquina”, como solía hacer cuando me quedaba un hueco entre los pacientes. Lo vi, me sonrió, y yo le sonreí a su vez. De ese simple acto, me he arrepentido una y mil veces. Me impactaron sus ojos, grandes, saltones. Se me acercó y se sentó. No pidió permiso, se instaló como si fuera su casa. Traté de mantener cierta distancia, pero me resultó imposible. El me intimidaba, con su cercanía, con su olor. Hablaba con una especie de siseo bastante peculiar. Mirándolo bien, tenía un aspecto sucio, desarreglado. Él percibió mi mirada reprobadora, a pesar de llevar años como psicóloga manteniendo cara de póker frente a  los problemas de mis pacientes. Se justificó diciéndome que era un investigador privado y muchas veces debía meterse en lugares poco recomendables. No entiendo cómo, a pesar que repito en mi mente una y mil veces el encuentro, aparecí en su departamento. Un sucucho desagradable y maloliente, con restos de comida y platos sucios apoyados en cualquier lugar posible, bah, imposible también. De ahí en más, ya no pude  sacármelo de encima. Me acosaba, me perseguía, se instalaba en la puerta de mi casa, y cuando finalmente  lograba espantarlo volvía a pararse en el mismo lugar esperando mi regreso. No tuve otra alternativa que recurrir a las autoridades quienes se rieron de mí, salvo un oficial que al verme tan angustiada, se compadeció y tomó la denuncia.

JUAN CUMPLE SESENTA AÑOS por Luis Goren

(La consigna, escribir un relato breve en el que el protagonista desee descollar por algo, pero que no lo pueda lograr. Que este deseo sea su fuerza, su impulso, lo que lo hace actuar). 





Cuando se levantó y se miró reflejado en el  espejo del cuarto de baño, notó algo no muy común: se vio como cuando tenía veinte años, es decir cuarenta años más joven. El asombro fue tan grande, que tomó un banco que siempre había en el baño, y se sentó; la “imagen joven”, también se sentó y lo miraba con la misma cara de pasmo que tenía Juan en ese momento, pero había un “no sé qué”, que desentonaba con el asombro que él mismo sentía. Trató de volver a la realidad, y despaciosamente, empezó a pensar para intentar encontrar una explicación a lo que veía; y lentamente, creyó entender, de que se trataba: lo que veía en el espejo, era a sí mismo reprochándose por cuarenta años de vida, que él juzgaba desperdiciados, porque no pudo hacer realidad el sueño que precisamente, había forjado cuando tenía la edad que le mostraba la imagen  que esa mañana se reflejaba en el espejo: veinte años.  Es que el “sueño” de Juan, era a los veinte años, ser un “gran escritor,“ y ese deseo se convirtió en obsesión, que fue la que impulsó su vida durante cuarenta años. Cuarenta años en los que leyó montañas de libros para aprender cómo escribieron y escriben los “grandes escritores”, porque Juan leyó todo, desde los clásicos, hasta los modernos; cuarenta años en los que concurrió a cursos especiales de escritura, seminarios y utilizó cuanto recurso se le puso al alcance, a los efectos de lograr su objetivo. No se casó, porque no quería que nada lo distrajera de su trabajo; empezó a escribir, enviando su “experimentos” a diarios y revistas de cualquier tipo o color, porque sentía que en algún momento, alguien descubriría lo genial que era como escritor. Pero lamentablemente siempre le rechazaron sus trabajos; en forma muy amable, pero nunca le publicaron una coma. Escribió en todos los estilos: satírico, humorístico, filosófico, político y  escribió un libro ( una novela ) y estudió y escribió, hasta que hoy a los sesenta años, se encontró   con que, a pesar de todos sus esfuerzos, era un fracasado ( como escritor ) y  se dio cuenta en ese momento, que la imagen del espejo, ahora lo reflejaba a él mismo, como  se veía  a los sesenta años, y que había renunciado por fin, al sueño de ser escritor, un sueño de toda la vida. Es fácil contar todo esto, aunque a Juan le costó bastante asumirlo. Pero despertó y comprendió que para triunfar en le vida, ante todo, es necesario saber darse cuenta si se tiene las condiciones necesarias para emprender la empresa que se sueña, porque si no, sin las condiciones imprescindibles, el fracaso está asegurado. Y levantándose del banquito en que había permanecido durante largo tiempo, mientras miraba al  “nuevo Juan”- en el espejo, comprendió plenamente el significado de aquello:
                   LO QUE NATURA NON DA SALAMANCA NON PRESTA

CORAZÓN DE NIÑO por Sara Rawicz

(la consigna, elaborar un relato sugerido por la figura, correspondiente a la escuela experimental llamada poesía visual)










Pedro y Juan se criaron en un barrio suburbano, siempre fueron amigos; lo compartían todo; juntos jugaban a la pelota en el potrero, y en las tardes, de regreso de la escuela, pateando las piedras de la calle construían sus sueños de futuro.
Entonces, no sabían que sus vidas tomarían rumbos distintos.
Cuando se despidieron, Juan le regaló a Pedro, su tesoro más preciado: sus bolitas de colores. En el centro –le dijo su madre- no tendría donde jugar con ellas. Su amigo le regaló a él, lo más importante que tenía: un pequeño dije en forma de corazón, de cerámica, que Juan guardó emocionado. El destino, con sus infinitas volteretas hizo que treinta años más tarde volvieran a encontrarse. 

Pedro, convertido en el padre Roldán, sacerdote en la parroquia de un barrio obrero; dedicado a amparar los corazones de niños humildes. Juan, en el exitoso empresario y filántropo Fernández de la Vega, renombrado por sus exposiciones de arte. Ambos involucrados en un plan fantástico. Un hogar no religioso para niños desprotegidos. Proyectado por el padre Roldán y financiado por el empresario de la Vega, con el producto de su última exposición. Una colección de corazones realizada en todo tipo de materiales, en infinidad de tamaños y colores que comenzó a juntar a partir del dije que Pedro le regalara y a la que había denominado: Corazón de niño.

CINCO SENTIDOS por Aida Rebeca Neuah

(la consigna, observando la imagen, describir los cinco sentidos)






Oído: 
Café espía







Dice la leyenda que el café guarda en sus moléculas la informacn de todas las charlas que se tienen en su presencia. Cuando sus celulas se llenan de palabras se oye un crack y el humito sube  las conversaciones a la base de datos central que se encuentra en las nubes , se ordenan por fecha y nombre de usuario.





Olfato: 
El matinal


Siempre has sabido como despertarme. Te levantás despacito sin hacer ruido, vas a la cocina y me preparás mi desayuno. El café exhala una corriente aromatica ondulatoria que avanza hacia todos los rincones de la casa. Su  aroma  se condensa en la puerta del dormitorio hasta que la abre , entra y me zamarrea un poco. Despabilada la mitad de mi ser, sonambuleo descalza hasta la cocina envuelta en una nube de humos  cafetales. Te veo alla parado radiante cual sol y me despierto.
-¡buen día mi vida!


Vista: 
Agujero negro












Vos, yo y el café de intermediario. Entre nosotros  una nube de aromas  que divide territorio. Un gran recipiente lleno de líquido negro que vamos sorbiendo dandole lugar al vacío. Un par de masitas dulces que por un par de minutos nos sacan la amargura. Vos, yo y la nada.





Tacto: 
La taza




Loza  blanca que adquiere la temperatura de lo que la llena. Con manija multiforme para mejor sosten y traslado. No tiene dueño fijo, todos beben de ella. Triste el destino de la taza.





Gusto: 
Placer




El líquido  negruzco es ingresado a la boca, luego el paladar va reconociendo las arenillas pequeñitas con gusto a café. Sentir esa tierra gustosa circular por los caminos de la lengua, maravillo a todo aquel que lo  ha probado.