lunes, 30 de agosto de 2010

MI NACIMIENTO por Sara Rawicz


Hoy voy a nacer.

Lo sé porque escucho los pensamientos de mi mamá. Ella sintió que hoy sería el día tan esperado. Por lo tanto, se ocupó que la casa estuviera limpia, la heladera llena y la ropa lavada y planchada. Trabajó sin parar; por fin decidió descansar, no sin antes revisar si el bolso con mi ropita estaba completo. Se acostó y yo me alegré, estaba cansado de tanto trajín. Me acurruqué y me quedé quietito para no molestarla, nos quedamos dormidos. De pronto, tuve la sensación que algo me empujaba. El momento había llegado.
Me asaltaron sentimientos contradictorios. Por un lado, me dio miedo abandonar el lugar donde había tenido una vida apacible, allí me sentía seguro y protegido. Al mismo tiempo me alegraba saber que conocería a mi mamá (me refiero a la forma externa, pues por dentro ya la conocía).
Además, estaba convencido que nacer es un acontecimiento muy importante y se da sólo una vez en la vida de. No quería perdérmelo por nada.
Así es que comencé a avanzar por un túnel oscuro, al término del cual divisaba una luz blanca y brillante.
Cuando llegué, asomé la cabeza; un hombre se desmayó…creo que era mi papá. No se si fue por la emoción de verme, o le parecí muy feo.
Mi mamá estaba muy cansada, se reía y lloraba al  mismo tiempo, comprendí que para ella yo era un bebé único, el más hermoso de todos.
Más tarde, alguien me tomó en sus brazos, con tanto temor como si yo fuera un juguete que podría romperse. Era mi papá.
Me di cuenta que a partir de ese momento comenzaba para mí la gran aventura de vivir.

PROPOSITOS PENDIENTES por Polly Cordoval

¿Qué me espera? – me preguntaba, mientras me acomodaba en mi puesto, y estiraba los pies,  buscando  desentumir las articulaciones.   Me apoyé ahora del lado izquierdo y moví  la mano.  Me sentía apretado así que estiré el cuello buscando mayor libertad.  La hora de la verdad se acercaba y yo, nervioso,  me movía incontrolable. Durante largos e interminables  meses  de preparación, mi mente trabajaba sin parar.  Había hecho  una larga lista de  propósitos a  realizar.  En alguna sesión, hablamos entre todos los compañeros acerca de los problemas existentes y quedamos de acuerdo que  cada uno pondría  de su parte para hacer algo por cambiar la situación.   Esta vez, me prometía, iba a ser muy constante  y cumplir con las metas. Seguía moviendome inquieto, cuando sentí  un fuerte apretón sobre la cabeza.  Algo me empujaba con fuerza, y yo intenté resistir.  La presión aumentaba y yo sentía que me ahogaba.  Cuando se agotaron las fuerzas, me dejé llevar  por la corriente.   De repente todo cambió y el medio ambiente conocido desapareció.  Algo me golpeó en el trasero y quise reclamar, pero de mi boca sólo salió un hosco ¡buahhh! ¿Buahhh? , que buahhh ni que ocho cuartos,  Otro intento por hablar y seguí escuchando mi  voz irreconocible. Me quedé en silencio, observando en donde estaba.  Las caras de algunos desconocidos asomaron, y empezaron a hablar estupideces.   "Cuchicú, agú, puchi puchi".  ¿Será algún idioma raro que no conozco?   Esperé un rato  y me pasaron a otras manos y de ahí al cuerpo de una mujer, que comenzó a besarme y abrazarme... No me llevó mucho entender la situación.  ¡Ella era mi madre, y yo, acababa de nacer!

¡QUIERO VOLVER! por Shula Daich

Era una bolita feliz. Tenía  compañeritas, que como yo, jugábamos en unas galerías llamadas "Trompas de Falopio”. Un día, sin aviso previo, un torrente de semen casi nos ahoga. Comenzamos a correr, pero un bichito raro, con cabeza y cola, me alcanzó, me dijo cosas lindas que me gustaron,  el astuto me hizo cosquillitas que me hicieron reír mucho. Sin darme cuenta, el sinvergüenza, entró en mí. Reaccioné tarde...
Entonces comenzaron los problemas. Cada día me transformaba en algo diferente. De una simple bolita, u "ovuli", como me llamaban mis amigas, tomé un aspecto raro: al principio parecía un pez, luego, un trozo de carne , con ojos grandes, del que comenzaron a salir extremidades...Y para colmo, descubrí que estoy en una bolsa llena de líquido , donde me la pasaba nadando sin cesar. ¿Qué me pasó? No lo sé...Sin avisarme, sin preguntarme...Estuve mucho tiempo allí dentro, no llevé la cuenta.
Un día decidí que ya era suficiente.
¡Déjenme salir! grité, comencé a patalear, a pegar, di más de mil vueltas, para que me escuchen...En un momento, comenzaron las aguas a bajar, pero yo no salía.... Alguien se apiadó de mí, sentí que me empujaban...pero... ¿cómo salgo? ¡La abertura es muy estrecha!! Entendí que si no me esmeraba y trataba, me quedaría adentro para toda la vida...empecé a esforzarme, era difícil, cada vez más, y más, creo que vi unos dedos entrar...pero salieron en seguida.
¡Al fin lo logré! La sangre me subió a la cabeza. Si la abertura no hubiese sido elástica... Pero, ¿qué pasa? Unas tijeras enormes cortaron el cordón que salía de mi panza, y... ¿porqué me pegan? ¡Yo no les hice nada!  Comencé a llorar fuerte, más fuerte cada vez...me pusieron bajo un grifo de agua fría, qué fría...luego sobre una balanza, más fría todavía...
Me envolvieron con trapos, y no me dejaron mover, ni brazos ni piernas.
No sé exactamente a dónde fui a parar, lo que sé, es que pedí a gritos: "¡Quiero volver!

domingo, 29 de agosto de 2010

ALBERTO, MARCELA Y YO por Shoshana Zaltzman

Alberto era muy veloz. Logró ganarles a todos. En pocos minutos se encontró con Marcela. El era muy movedizo y ella, redondita y consentida hicieron lo necesario para engendrarme. Mi mamá ofreció su matriz y ahí me acogió en los próximos nueve meses. La verdad es que era bien piola mi "hogar", si bien la luz no andaba, el lugar era bien acogedor. No me faltaba nada, me alimentaba de los mejores manjares, nadie me molestaba  y si me enojaba por algo, cosa poco factible, daba unas patadas y todo se calmaba. Yo la hacía engordar y le pesaba un poco, pero no fue mi intención. También fui creciendo y creciendo hasta que no hubo más lugar y en un lindo día de verano salí para conocer a mi papá. Se ve que todos estaban muy contentos, ya que me llevaban de mano en mano, me decían piropos y trataban de encontrarme parecida a todos, menos al vecino de al lado (no sé por qué). Me compraron juguetes y ropa bordada, un chupete para hacerme callar, pero ni bien se aparecía un pariente con cara dudosa, ni el chupete ayudaba. Con el tiempo entendí que había llegado al mundo de los humanos, sin consultarme previamente pasé a ser parte de la humanidad, para bien o para mal. Y desde entonces aquí estoy, ocupando un lugar en este mundo. A veces no sé si Alberto y Marcela me hicieron un favor o no, creo que no lo sabré nunca.

SI LOS BEBES HABLARAN...por Luis Goren

Hasta hace unas horas, yo era feliz; no tenía de qué preocuparme, estaba cómodamente alojado en un baño con la temperatura constante, sin cambios  y alimentación automática. De pronto, la catástrofe; el mundo tan cómodo desapareció y aparecí en otro totalmente diferente y hostil.  En el momento que me sacaron de mi alojamiento, me pegaron una palmada en el culito, y grité, que jorobar; cómo no iba a gritar. Esto hizo  sonreir a todos los que me rodeaban. Era como si mi dolor, causara gracia a todos estos energúmenos, que me tenían de los pies, cabeza abajo. Para colmo de males, tambien me cortaron la fuente de comida que tenía, así que pensé que me moriría de hambre. Después me envolvieron en unos trapos ásperos, y me acomodaron al lado de una mujer que presumo era mi madre;  ella me dió a chupar leche que después supe venía de la teta, y que llamaron "leche de madre". Lo que toda esta gente no sabe, es que mi cerebro está casi total  y completamente desarrollado, por lo que pienso sin ningun problema; lo que me vendría muy pero muy bien, es que en lugar de ajó, bu bu, cuchi cuchi, y otras estupideces por el  estilo, me hablaran en idioma claro y entendible, así podría con rapidez aprender un vocabulario coherente. Entonces, cuando consiga dominar los músculos necesarios, empezaría a hablar palabras, y no decir ga ga, bu bu, como si fuera un imbécil, cosa que no soy. Sería muy interesante que toda esta gente mayor, dejara de pensar que nosotros, los bebés y los niños pequeños, somos "idiotas chiquitos"; la verdad es que somos tan inteligentes como cualquiera, y lo seríamos mucho más, si no se empecinaran en "educarnos"como si fueran dioses, es decir a su imagen y semejanza, y nos dejaran desarrollar nuestra  inteligencia dándonos los impulsos adecuados. Claro, es muy difícil para una persona educada en esos principios, intentar un cambio tan radical, como es tratar de comprendernos a los bebés, que solamente podemos llorar en  un comienzo, hasta que conseguimos un poco de control muscular y empezamos a sonreír, con lo cual los viejos se babosean todos; pero qué le vamos a hacer, no queda otra; soportar lo que tenemos, y eperar que con el tiempo la "cosa" progrese.  No sé como hecerme entender, pero por lo menos lo intento...

DE CUANDO ESTUVE INDECISO Y CONOCÍ A ALMIBAR por Aida Rebeca Neuah

Tras un tiempo de estar en el limbo mi confusión había aumentado. Si cuando estaba vivo no me decidía en las cosas más simples, ahora de muerto, no encontraba ningún aliciente que me entusiasmara a vivir mi próxima existencia terrenal. Mamá me calmaba, me decía que en el momento menos esperado se me iba a prender la lucecita e iba a saber qué quería. Al comienzo de la segunda semana me despierto y tengo el desayuno en la mesita de noche. Hay también una tarjetita apoyada en el velador.
Almíbar Cornejo
Orientación de almas confusas
Pasaje El Ombú 666
Sin perder tiempo como, me visto y salgo. Camino unos minutos hasta llegar a la dirección de la tarjeta. Guauuuuuu. Un castillo medieval con torres y todo… Impactante… sobre todo por los cuervos gigantes que le revoloteaban alrededor. Toco el botón del timbre y se oye la musiquita de la pantera rosa a todo volumen. Sale a recibirme una señorita vestida de infartante rojo con los ojos haciendo juego.
-Buen día, ¿en qué puedo ayudarlo?
-Buenas. Estoy buscando al orientador - le muestro la tarjeta.
-Almíbar Cornejo, encantada, orientadora- dice, mientras me incendia con su sonrisa- usted debe ser un alma confusa...
La preciosa mujer me invita a pasar. Nos acomodamos en los sillones llenos de almohadones colorados. Entre copitas de licor de cerezas, en una charla más que agradable, le cuento de mi vida, de mi muerte y de mis dudas para volver. Piensa un rato y se encamina a una habitación contigua de donde regresa cargando una pesada bola tapada con un lienzo rojo.
-Esto nos va a ayudar- destapa un ópalo gigante semitransparente- nos va a dar una pista.
Se sienta con la bola sobre su regazo y la acaricia diciendo palabras raras e incomprensibles. Afuera se oyen los graznidos de los cuervos que aletean desesperados. Debo confesar que el ambiente se torna medio raro. Almíbar se concentra, cierra los ojos y yo aprovecho para mirarla sin vergüenza. Además de hermosa, esa chica es algo más. Su tono de voz me tranquiliza.
-Acá veo… -dice y tiembla- acá veo…
-Reencarnemos juntos- le dije- Vos elegís cuándo y dónde. Es una cita.
Deja de convulsionarse, se acomoda y me guiña un ojo.
-Me encantaría- dijo. Busca su bolso y nos vamos a llenar los formularios en la oficina de reinserción carnal donde trabaja mi madre. Las cosas se dieron con mucha rapidez (siempre es bueno tener buenos contactos). En menos que canta un gallo teníamos todo el regreso organizado. Almíbar me propuso ir a Hawai y yo acepté encantado, ilusionado con la idea de verla bailar el hula-hula.  Le pedimos a mamá y a Prince, mi perro, que nos acompañaran, pero no quisieron. Dijeron que aún no era su momento. Nos llevaron hacia el túnel de traslado, un largo pasillo iluminado por lamparitas de colores en el techo. Nos tomamos de la mano y empezamos a caminar…un parpadeo… y ahí comienza todo…de nuevo…y con ella.


sábado, 28 de agosto de 2010

AQUÍ ESTOY por Gladys Goldszteyn



Me siento tan protegida dentro del vientre de mi madre. ¡Soy feliz!
Tan solo me preocupo en los momentos en que la siento llorar.
En estos momentos no llora; lucha por darme a la vida, y su respiración se acelera y se agita. Estoy aterrada, no quiero cambios, estoy en el paraíso matriarcal.
De pronto con la fuerza de un huracán me veo expulsada hacia fuera, arrancada de cuajo de mi entorno apacible y protector.
¡Mamita!, no se si quiero salir, no se si estoy preparada para afrontar el mundo. ¡Que paradójico! Por eso lloro mi dolor.
Tratando de calmarme y conformarme pienso que valió la pena salir. Cambié el calor de tus entrañas protectoras, por el de tu pecho y el de tu piel. Gracias mamita, gracias por tanta vida.
No hay preguntas. Nadie se preocupó en averiguar si es que estaba lista…
Lo cierto es que aquí estoy.

NACER: QUE PROBLEMA! por Nelly Shejter



Estoy protegido/a, a buen resguardo. Todavía no es tiempo para para saber que seré. Esperare tranquilo/a y confiado/a. Mientras tanto estoy seguro/a que no tendré quejas por el trato: será bueno, mi futura mama me dará amor y mimos por medio de ella, también mi futuro papa.
_”Nadie duda del buen termino de este embarazo”, ella me lo dice todos los días cuando se mira al espejo, de perfil, mientras me acaricia a través  de su vientre redondeado.
De todos modos será una gran espera, habrá que armarse de paciencia… Pasaron meses, hoy tenemos cita para la ecografía, ¿podré saber si seré “el” o “ella”? Mama prefiere nena, papa varón. Bueno, D’s dirá.
Primera gran noticia ¡baldazo de agua!, seremos dos y lo mas interesante es que dejaremos contentos a todos; nuestra futura abuela ya sabe que tendrá que tejer doble y a dos colores…
Desde hace un tiempo los dos estamos tan apurados por salir, que nos turnamos para patalear, pues queremos compartir con nuestra futura familia lo bueno y malo de la vida.
Varias veces dimos falsos anuncios, creo que allá afuera los llaman contracciones. Sirvieron para aumentar la exageración de mimos; sin embargo parece que mama seta preocupada ¿por que será?  Presiento algo malo. Bueno, dicen que hay que apurar los malos tragos así que, a la lucha, hermanita es tu turno primero.
Segunda grandísima noticia ¡otro baldazo de agua, pero esta ves hirviendo! Nacimos: primero ella y luego yo, o sea que seré ¡el mayor! Hasta aquí nada terrible ni anormal.
El problema (que digo: drama, que digo: tragedia). Reside en otro punto que quizá no comprenda hasta después de nacer y llegar a la madurez. Después de la palmadita de rigor, ambos largamos nuestro primer chillido. Nos llevaron a cama de mama, que sonreía feliz. Mas cuando nos vio tuvo una expresión rara; papa se acerco y apenas nos puso cara de ogro, ¿por que?. No la beso, no quiso tenernos en brazos, se fue enojado y dio un portazo, al punto que le llamaron la atención:
­_ “Caballero, esa no es forma de demostrar su alegría”.
_ “Señor Alegre, estamos en el sanatorio”.
Vinieron los abuelos, ellos también están enojados, mas allá de la alegría por nuestra llegada, lo demuestran de otro modo, hablan con mama con palabras raras: traición, fraude, mentira, cuernos, adulterio, pareja de a tres, decepción, vergüenza, guachos, hijos del diablo.
¡Bingo! Nuestro papa, quiero decir el “esposo de mama” es de piel oscura y cabello negro como el carbón, nosotros, los recién nacidos somos de piel rosada, llenos de pecas y pelo rojizo. Para peor ambos tenemos dos lunares en la misma pierna (ni mama ni su esposo los tienen y durante el embarazo no hubo antojos)
¿Que será eso del “tercero en discordia”?
Empezamos mal a vivir, hermanita…

AMENAZADA por Gabriela Szuster



Todo està muy oscuro. Pero estoy cómoda. No siento miedo, aunque últimamente tengo poco espacio. Me muevo y me acomodo pero cada vez es más difícil.
Escucho voces que me llegan de lejos, me hablan. Alguien me amenazó: me dijo que ni se me ocurra salir, porque si lo hago me mata.
De pronto hay movimientos raros, que me empujan, me mueven… Veo una luz que me enceguece y unas manos que intentan atraparme… Yo me escapo, pero no puedo zafar, me agarran y me sacan. Hay demasiada luz, y gente. Me llevan, me limpian, me pesan, me pegan… Luego me ponen junto a mi mamá, ella llora emocionada, y me besa. Mas tarde entra mi papá, reconozco su voz. Ahora me duermo plácidamente. Me despierto, tengo hambre… Mi mamá me da su leche. Escucho otra voz, que me resulta familiar… y comprendo que estoy en peligro. Comienzo a llorar, quiero decirles que ese nene con cara de ángel que me mira inocentemente me quiere matar pero nadie parece entenderme…. ¡AUXILIOOOO!