Me siento tan protegida dentro del vientre de mi madre. ¡Soy feliz!
Tan solo me preocupo en los momentos en que la siento llorar.
En estos momentos no llora; lucha por darme a la vida, y su respiración se acelera y se agita. Estoy aterrada, no quiero cambios, estoy en el paraíso matriarcal.
De pronto con la fuerza de un huracán me veo expulsada hacia fuera, arrancada de cuajo de mi entorno apacible y protector.
¡Mamita!, no se si quiero salir, no se si estoy preparada para afrontar el mundo. ¡Que paradójico! Por eso lloro mi dolor.
Tratando de calmarme y conformarme pienso que valió la pena salir. Cambié el calor de tus entrañas protectoras, por el de tu pecho y el de tu piel. Gracias mamita, gracias por tanta vida.
No hay preguntas. Nadie se preocupó en averiguar si es que estaba lista…
Lo cierto es que aquí estoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario