miércoles, 17 de marzo de 2010

SIEMPRE por Aida Rebeca Neuah

(la consigna, combinar la imagen con el texto, a través de unas palabras dadas)

Se despertaron juntos, como ellos les habían prometido. Mujer y hombre, con las manos entrelazadas, 100 años después. Se incorporaron poco a poco con pereza. Era difícil volver a activar los músculos. En aquellos momentos de dulce encuentro, asomaron los recuerdos de su tierna despedida. Se miraron con la comprensión que nace del afecto infinito. El lugar había cambiado, a pesar de ser el mismo sitio de entonces. Notaron con tristeza que faltaban sus efectos personales. Finalmente lograron ponerse de pie. Tardaron mucho rato en poder llegar a la ventana y asomarse. Hacía calor. Lo que vieron fue desolación. Nada quedaba de su jardín, de su calle ni de su barrio. Solo quedaban ellos dos, inseparables y unidos por su amor eterno para  siempre.

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