domingo, 30 de octubre de 2011

INSTRUCCIONES PARA LLEGAR A TUS OJOS por AIDA REBECA NEUAH

Matriz


En un día claro, de sol brillante, me ubico a una distancia de no más de veinte centímetros, con el astro rey iluminando tus facciones.  Miro hacia adelante. Tu semblante y el mío quedan paralelos. Suspiro. Mi cerebro tarda unos minutos en  dejar de vagar por tu  cuerpo y focalizar  en  tu rostro. Fijo  mi primera  mirada en la T que dibujan las  cejas y la nariz. Esa  zona que en otras personas no tiene ningún fin, es la perdición de mis sentidos. Allí  nacen espirales giratorios que salpican colores pasteles al son de tus sonrisas.  Sigo mi  camino hacia tu boca, donde nacen tus besos. Los  labios descansan, se mueven con lentitud urgente. Bajo a tu mentón, fascinada,  tobogán de pendiente perfecta, me veo minúscula saltando en él, una y otra vez, riendo. Subo  por los  pómulos escalonados hasta  llegar a tus ojos ( pantallitas circulares del ver, canales de acceso directo  a  tu ser)  coronados de pestañas  que me  escriben palabras. No  siempre las  comprendo. Cierras, abres, cierras abres. Leo tu mensaje, son voces nuevas, desconocidas. Tus ojos se expresan en tonalidades, en profundidad. Me incitan a adentrarme y cobijarme en colores. Me atrapan, me amparan y me juegan a las escondidas, me divierten, me encandilan, me obnubilan. Apresando  mi vivir en tu mirada.

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