miércoles, 6 de julio de 2011

MARIELA por AIDA REBECA NEUAH

Cosmos 3 | Cuadro
Cada uno viaja como quiere. Algunos en auto, otros a pie, hay quienes lo hacen mirando tele y hay quien, como Mariela, lo hace leyendo un libro. ¿Qué cómo es la cosa? Les doy un ejemplo amables lectores. Supongamos que la niña quiera ir a la luna, si… escuchó bien…la luna, preste atención que la criatura sabe lo que hace. Pide permiso a su mamá, se viste con ropa cómoda para el viaje y  va a la biblioteca. “Señorita Jacinta, quiero conocer la luna” le dice a la bibliotecaria. Ésta, acostumbrada, le da un listado  con varias opciones. Marielita elije entre los nombres después de un análisis detallado de las posibilidades. De Tin Marín de Don Pingüé, Cúcara, Mácara, Títere fue, yo no fui, fue Teté, pégale, pégale que él fue. Ahora supongamos que sale elegido De la tierra a la luna de Julio Verne, bien, con el libro bajo el brazo la niña enfila para la placita de enfrente “La plaza Irlanda” y se sienta en algún banco que este desocupado.
Viajar cada uno viaja como quiere. Algunos en auto, otros a pie, hay quienes lo hacen mirando tele y hay quien como Marielita, lo hacen leyendo un libro. ¿Qué cómo es la cosa? Ésto tiene su técnica, primero agarra el volumen y con mucha delicadeza lo acaricia, lo saluda, se presenta y le explica lo que quiere: visitar en este caso el satélite natural de la tierra, la luna. Cumplida la primera etapa de conocimiento mutuo, la niña le pide al libro que la lleve. Ojo, de ninguna manera es un pedido fácil, ella tiene que hacerlo desde el fondo mismo de su alma, donde habita el núcleo central de sus deseos más íntimos, también debe expresarlo en una afirmación positiva en tiempo presente. ¿Qué cómo seria eso? Una papa, Marielita diría… querido libro, en este momento, aquí y ahora me estás llevando a conocer la luna. Créame señor lector, a la niña le funciona. Tiene muchos paseos en su haber, estuvo en indonesia, en Japón, en la China y en Lemuria. ¿Qué me sigue sin creer? Apróntese entonces alguna tarde después de la escuela en la placita Irlanda, esa que está frente a la biblioteca y véala a Mariela sentada en un banco con un libro en la falda, sin pasar ni una sola página, con cara de estar visitando el mundo.

1 comentario:

Gaby dijo...

Alguna vez quisiera hacer como Mariela.
Precioso Aida.