martes, 28 de febrero de 2012

Yo, máscara, carmín y lentejuelas por Nancy Echeverria Kuperman

( Sobre la cama un vestido color carmín con lentejuelas y profundo escote )

Mirando el vestido, Gardenia se dirige a Eduard - Ella y yo en vestido carmín, escote y lentejuelas, ella en mi ser y yo Gardenia cohabitamos en este cuerpo compartido con el ser que tu creaste y yo consentí dar forma y vida en mi; ella, seductora innata de todos sin importar quien, juego de pasiones, icono de placeres.    

- Gardenia ¿Estas segura de lo que dices? Nuestras vidas parecían sobrias, insulsas, mustias antes de existir ella. Ella nació de nuestras sombras, mezcla de tus deseos reprimidos, proyección de los míos, la amo, moldeada como fruto de nuestros instintos, impulsos, deseos reprimidos, nuestras vidas liberadas en ella.
Me complazco al sentirte lejana cuando ella habita en ti, escurridiza y provocativa, en brazos de otros hombres atrapados ante tu elaborada seducción, sintiéndote ajena y codiciada, pasión encarnada bajo tu piel envuelta en vanas ilusiones carmín seduciendo a aquellos que victimas son de tu juego, nuestro juego, sabiéndote mía, estimulando pasiones ajenas que en remolinos se vuelven nuestras. Ella, sensualidad y sexualidad perfecta, cobra vida en tu vida, adrenalina, en nuestro ser.

- Eduard, hoy tengo el valor para hablar de ella, de ti de mi de este loco juego, ella a quien creyera complemento nuestro, ocupa mi mente, aniquilo mi alma, cualificó mis pensamientos e implantó los suyos, estratega vil, manipuladora perfecta, aún así alma de tu alma, vida en mi vida, ella habita bajo mi piel, lo que quise ser, lo que no, a través de ella explore otras vidas llenando la mía de vacíos y falsas caricias.

- Gardenia, ella juego de seducción y confusión donde perdemos la certeza de ser, de mi del otro, confundidos, embriagados en ella, caídos en su telaraña, entregada a si misma vuelve a ser la protagonista y nosotros fervientes seguidores perdidos en el olvido de existir.

- Eduard, en ese juego fue desvaneciéndose lo nuestro, falsedad y confusión refugiándome en mascaras, te pido quitémonos las caretas, demos paso a nuestra autenticidad, recuperemos nuestra identidad.
- Eduard, refugiándome en ella, en una noche de luces y lentejuelas conocí otros besos,  los que gustaba aún sin conocerlos, los que intentaba saciar en otros brazos inútilmente; sus embriagadoras caricias onduladas con las que desvaneció mis máscaras sintiendo a su paso renacer una nueva piel en cada caricia, el vestido parecíó derretirse sobre mi piel, con el se esfumaba ella, desnuda en cuerpo y alma fui nuevamente Gardenia; contacto emocional, pasional, pensamientos, atmósfera de sinceridad, dos en intimidad, era tu rostro, tu boca, tu risa, otro el mirar y actuar, el mismo cuerpo otra el alma.
Eliminadas las mascaras, comprendí que era a el a quien busque en ti, con el sentí lo que contigo no entendí; te devuelvo el vestido carmín, escote y lentejuelas, ella es parte de ti, bajo tu careta te proyectaste en mí y yo seguí tu juego.

- Gardenia, mi hermano y yo incomunicados por años por los conflictos de ser como dos gotas de agua físicamente y opuestos en otros aspectos, siempre en competencia, en oposición, luchando desde el vientre de nuestra madre, actualmente desconocidos somos el uno por el otro.
e     He de confesar que a través tuyo, hice realidad mis fantasías de ser ella.

- Edgar, desenmascarados tú y yo, quiero cambiar farsa, adicción a juegos amorosos desgastadores por autenticidad, no soy tu victima, soy tu cómplice, te dejo el vestido carmín y lentejuelas y una oportunidad para ser honesto contigo mismo; tu hermano, tu gemelo espera por mí. He recobrado mi identidad, mi autenticidad.

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