Me levanté con la decisión tomada: recuperar a Nancy. Fueron tres meses de agonía sin ella. Mi vida se transformó en un martirio. Veía su imagen día y noche en todas partes. No podía perderla. Era la última oportunidad de mi vida. Los años se me habían venido encima y otra vez, los celos me habían traicionado. En el comienzo, todo fue maravilloso, nos comprendíamos sin hablar y vivíamos momentos felices. Todo pasó aquella noche en una fiesta. La vi conversando y riendo animadamente con mi intimo amigo Raul. Quedé paralizado, y sentí una gran opresión en el pecho. Me acerqué, la tomé del brazo, y la saqué del lugar. Tuve, como siempre ese temible ataque de celos. Ella, inmóvil y sorprendida me miró, se soltó y comenzó a correr. Tomó un taxi y desapareció de mi vista. A partir de ese instante el sufrimiento fue atroz. Me arrepentí de aquel accionar. No quería perderla. Fui a su casa con una rosa escondida entre mis manos, para disculparme y pedirle el perdón anhelado. Haría cualquier cosa por volverla a tener. Estaba decidido a entrar, pero me detuve ante la puerta.
2 comentarios:
buen comienzo Vera
shula
Adelante Vera
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