Vivía en Medellin – Colombia, "la ciudad de la eterna primavera"; el clima era acogedor y ameno. Había días de lluvia y ésta dejaba puntitos transparentes en todas las hojas. Se sentía el olor a tierra mojada y aunque el agua caía y nos mojaba no sentíamos frio.No teniamos que abrigarnos especialmente y nunca extrañábamos el calor. No existían las estaciones y todo el año era igual.
Llegar a Beer Sheva fue un cambio positivo, pero lo primero y lo que mas extrañé fue "mi eterna primavera".
1 comentario:
hay paz y tenura en tu ralato. Me gusto !!!
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