jueves, 6 de enero de 2011

HOY...Y AHORA por SARA RAWICZ




Nuevamente discutimos.

Mi trabajo me obliga a viajar a la provincia una vez por mes. Siempre lo hago solo, pero esta vez, quise que me acompañara Mabel. Podríamos complementar trabajo y placer, ya que estaríamos cerca de Mar del Plata. Ella se negó y me enumeró todos los motivos (reales o ficticios), por los cuales, no podía ir conmigo.

Sus excusas me irritaron, le reproché que no se interesara en mi trabajo, yo debía supervisar una obra de próxima inauguración; a lo que ella, más enojada aun, me respondió: _Como quieres que me interese en tu trabajo, si demuestras tan poco interés por mis tareas. Yo estaba malhumorado, la ruta pesada, comenzaba a llover. Decidí pasar la noche en un motel. El invierno va llevándose, con las ramas peladas de los árboles, mi tristeza. Me doy cuenta que recién hoy logré que renacieran mis ilusiones, del mismo modo como renacen las flores en primavera, inundando todo de color y perfume. El comedor está desierto. Sólo hay una mesa ocupada por una hermosa mujer, de mediana edad y mirada melancólica. Es evidente que está sola. Me acerco y le digo: _La compañía, es el mejor antídoto contra la soledad. ¿Qué opina, si compartimos las nuestras y cenamos juntos? Se sonríe y acepta. Que agradable fue la velada con Lucas, a los postres ya éramos confidentes uno del otro; que pena que sea casado. Cuando subimos a nuestros respectivos cuartos, nos despedimos con un “buenas noches”, y fue en ese momento cuando comprendimos, que no deseábamos separarnos; teníamos necesidad de estar juntos. Todavía no puedo creer la forma en que se precipitaron los hechos. Nora es una mujer adorable. Su encuentro fue como una bocanada de aire fresco; me hizo pensar en muchas cosas, ahora comprendo que estoy muy cansado de la vida rutinaria que llevo. Entramos a mi cuarto a tomar una última copa…la mañana nos sorprendió muy unidos en la cama. Lucas duerme, me levanto y acerco a la ventana, mientras la lluvia ciega los cristales, trato de mirar hacia fuera y poner en orden mis ideas. Vuelvo a la cama, dejo mis pensamientos y miro al hombre que duerme plácidamente a mi lado. Me acurruco entre sus brazos. ¿Cuánto durará? No puedo pensar…ni quiero. Sólo es importante hoy…y ahora. Debo disfrutar este momento de felicidad que me brinda la vida…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sara me encanta como escribis.Tenes fluidez y tus ideas son solidas y determinantes.Sabes llevar al lector un relato simple pero convincente. Te felicito !!

Shula