lunes, 8 de agosto de 2011

BOLICHE por LUIS GOREN

   



"Esa noche era como cualquiera. Me invitaste a escuchar a tus amigos tocar en un bar perdido de Palermo, recuerdo que el garito era el típico bar de esquina de barrio, sucio desvencijado, con esos muebles color café desgastados, acusando los años de recibir parroquianos, denotando su historia".

Cómo buena parte de mi vida la pasé de noche en esta clase de boliches, no fué para mi una sorpresa lo que encontré; era un calco de docenas de lugares en donde solía pasar la velada, entre copas y tangos.

Los amigos de mi amigo eran tres, que tocaban: contrabajo, guitarra y bandoneon. No abrigaba grandes espectativas, pero cuando empezaron con "FELICIA", y siguieron con "PA QUE TE OIGAN BANDONEON" y "SEGUIME SI PODÉS", con una calidad que decía de abundantes ensayos, se me cayeron las medias. NO HABÍA vocalista, lo que permitió disfrutar a pleno de la buena música.

Para completarla, nos sirvieron un vino de la casa que era espectacular; así que cuando nos anunciaron que eran los tres últimos tangos, (las cuatro de la mañana), no podía creer que se hubiera "volado la noche" tan repentinamente.

Mi amigo los presentó, y yo me prometí que no perdería actuación de este trío, una de las sorpresas mas agradables que pude recibir y con dos ingredientes: tango del bueno y vino del bueno. ¡QUE MAS SE PUEDE PEDIR!

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