sábado, 6 de agosto de 2011

MILONGA por GABY SZUSTER



Esa noche era como cualquiera. Me invitaste a escuchar a tus amigos tocar en un bar perdido de Palermo, recuerdo que el garito era el típico bar de esquina de barrio, sucio, desvencijado, con esos muebles color café desgastados, acusando los años de recibir parroquianos, denotando su historia de bandoneón. El humo espeso fue lo primero que percibí, y ya a lo lejos pude sentir tu presencia, casi como un grito. Respirabas tango, lo exudabas por cada poro, tu corta falda negra, tus medias caladas, tacos altos, tu escote rojo que prometia el paraiso. Tu perfume, ahhh, tu perfume… Me embriagó apenas me acerque. Bailamos el dos por cuatro hasta que empezó a saltar viruta al piso, y asi exhaustos, nos chamuyamos un sinfin de promesas que esa noche, esa misma y única noche se hicieron realidad.

No hay comentarios: