lunes, 5 de marzo de 2012

Esa música- Shoshana Saltzman

Solo él y yo. Solo ella y él. Solo ellos y nadie más. El mundo no existe. Solo ellos en medio de la pista de baile al ritmo seductor de esa música que embriaga, que enloquece, que despierta los más intensos sentidos. Esa música que te deja borracho sin beber alcohol, que te aturde y te acaricia al mismo momento, que te enardece y aplaca, esa música que los incita a desearse más, a atreverse más…
Patricia se sabe linda, sensual, atrayente… Lo provoca en cada mirada, en cada gesto. Sabe que a él le gusta su coquetería, sabe que será suyo cada noche en que Pablo se vaya de viaje, cada vez que salga tarde del trabajo. La infidelidad le apasiona. Lo prohibido la atrae. El peligro la incita…
Guillermo la devora con la mirada… Ama su sensualidad, sus miradas atrevidas, sus sonrisas provocativas, su atrevimiento. Ella se expone al peligro así como se expone al amor, sin miedos, sin trabas, como si el peligro y el amor estuvieran unidos por un hilo invisible, imperceptible que los hace cómplices.
Patricia juega a dos puntas. Siempre lo hizo. Competía con su hermana melliza por acaparar la atención de los padres, de los maestros, de los amigos. Se enfrentaba a sus amigas y les robaba sus conquistas, siempre estaba al borde de lo permitido y lo prohibido y siempre, con sus encantos salía ganando.
Guillermo quiere solo triunfos, no sabe perder. Toma lo que le conviene y sigue adelante. Ama la gente que se atreve, que se arriesga…
La música es más intensa y el ritmo más enloquecedor. Sus cuerpos se acercan, se desean…
Patricia y Guillermo bailan el baile de la infidelidad, del amor prestado y verdadero, gozan de esos minutos robados que saben a durazno blanco de verano, que huele  a alverjillas, que saben a chocolate amargo.
Patricia y Guillermo bailan el baile de la vida…

1 comentario:

Gaby dijo...

Una elección de vida que has sabido retratar muy bien en tu relato.