viernes, 14 de mayo de 2010

PAGINA ASESINA por Leon Binder


¿Qué hago yo aquí? Me repetía la pregunta una y otra vez mientras que mi dos puertas descapotable alquilado, atravesaba los apenas setenta kilómetros que separaban Glasgow de Stirling, pasando a través de la dulce y calma campiña escocesa. Tenía algunas respuestas no del todo convincentes: confirmar la leyenda, buscar a Aldana, tomarme una semana de descanso (después de varios años) en un lugar apacible, escuchando música celta y tomando buenos whiskies. O quizás todas ellas juntas. Había conocido a Aldana hacia dieciocho meses en un seminario en Tel Aviv sobre culturas antiguas, tema este que nos apasionaba. Hicimos buenas migas y terminamos el seminario convertidos en dos personas indispensables el uno para el otro.  Fue así que en nuestra despedida, nuestros cuerpos desnudos fundidos en un abrazo, tomándonos un respiro cual luchadores que acaban una faena salvaje y agotadora, ella me conto la leyenda que dice que “En un pueblo de Escocia venden libros con una pagina en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa pagina al dar las tres de la tarde, muere” invitándome luego a encontrarnos en ese su pueblo, para investigar y seguir con este juego de lujuria y pasión. El tiempo había pasado, como era de esperar nuestro contacto se interrumpió. Más hoy me dirigía allí con nerviosismo y lleno de esperanza.  El paisaje era fascinante desde lejos distinguí en lo alto de una colina el castillo que daba nombre al lugar, al llegar un hermoso y antiguo puente el “Stirling Old Bridge” que cruzaba el cauce del ancho y caudaloso rio “Forth” era el único paso posible. Lo crucé con el corazón palpitando aceleradamente esperando el milagro de encontrar  a Aldana. Una vez ubicado en el único hotel del lugar, salí a caminar pensando que hacer para encontrarla. Con los pocos datos que tenía no me pudieron dar ninguna pista.  Cansado en la noche, tirado en la cama de mi habitación  me planteaba cuantos días podía seguir así, caminando sin rumbo como un ciego y no disfrutar mis vacaciones, u olvidarme de la búsqueda y conocer cosas de aquel lugar maravilloso. Luego del desayuno y no teniendo todavía nada claro me dirigí al centro de visitantes para recoger material informativo. Una jovencita muy amable me explicaba los lugares de interés cuando escuché desde una oficina contigua una voz que me pareció familiar, me dirigí hacia allí y sin llamar a la puerta la abrí, para encontrarme con la dulzura de su rostro subrayado por una sonrisa encantadora. Nos saludamos con afecto, pero formalmente, debido a sus compañeros que entraban y salían. Luego de unos minutos de charla quedamos para cenar y empezó para mí la semana más maravillosa de mi vida. Sentía que las horas del día, mientras esperaba verla, eran eternas, y las de la noche, mientras nos amábamos con salvaje frenesí, eran solo instantes. Ya cerca de mi partida, Aldana me invitó a leer sobre la leyenda. Fue así que alrededor de la una y media de la tarde nos instalamos en la vieja prisión, de casi mil años de antigüedad, convertida ahora en biblioteca. Aldana había comprado para mí un viejo libro escrito en “Gaelico Escoces” y comenzó a traducirlo. La historia era apasionante y los minutos corrían rápidamente. Los dos éramos presa de una excitación extraordinaria. Cuando el gran reloj del lugar marcó las dos y cincuenta, Aldana levanto la vista del libro, me miró dulcemente e instintivamente nos pusimos de acuerdo. Lo cerramos rápidamente, lo guardamos y recorrimos los doscientos metros que nos separaban del hotel corriendo más que caminando y esperamos las tres de la tarde fundidos en un goce casi de otra vida.

Nota del autor: Los nombres y lugares son originales de Escocia.

3 comentarios:

A.R.N. dijo...

que calor que hace... es el jamsin. prendan el aire... puff puff

David dijo...

La ilustración está buenísima.
El texto podría resumirse en: "El amor vence a la muerte".

shula dijo...

¡ Qué descapotable !!!

¿ dónde se puede alquilar uno asi ? ???