A Don Yetancio, se lo vió más alegre que nunca. Después de quince años de viudez, anunció a la muchachada que se casaba... Fue en el bailongo de la campiña, donde la conoció a la Josefa. Una chinita joven, aunque un poco obesa, dispuesta a dar con él, el paso fulminante. Le encantó como Don Yetancio la halagaba y le traía flores, eso la enloquecía. Todas las amigas del oficio serviental, la felicitaron y lloraron de alegría. Por supuesto, que hasta que el cura no les dió la bendición anhelada, Don Yetancio y la Josefa, cumplieron con los deberes de abstinencia, como la Iglesia lo exige. Fijaron fecha en lo del "curita", recibiendo las indicaciones y las obligaciones a cumplir. La excitación y los nervios, no los dejaban vivir.
Don Yetancio, temió que debido al tiempo pasado, tenga alguna que otra dificultad en la noche de bodas, consultó al experto Dr Rabinovich, pidiendole ayuda. El "doctorcito" le recetó una "pastilla milagrosa", y le repitió una y otra vez:" tomarla una hora antes de estar con la novia". Para la fecha indicada, Don Yetancio se "enpilchó" de traje alquilado, un poco estrechito, arregló el bigote, colocó una flor en el ojal, se embadurnó de colonia, y...como el médico le indicó, se tomó la "pastillita mágica". La novia, como de costumbre, llegó más tarde de lo previsto. Los invitados impacientes casi se vuelven a sus casas, pero tan pronto el sacerdote concluyó la frase..."y formaréis una sola carne", el novio, excitado, se lanzó a devorar a la novia, pero con tan mala pata, que los dos tropezaron con el escalón del púlpito, cayéndose juntos y empujando al Cura, que a su vez se enredó con la cola del vestido, derrumbándose sobre los dos...El tumulto fue enorme, quien pudo vino a socorrerlos. Pero fue una misión imposible. Don Yetancio estaba desmayado, bajo los dos cuerpos obesos que casi lo matan y su traje, destrozado. A la Josefa le sangraba la nariz, el velo y el traje de novia manchados y al pobre cura... lo tuvieron que sacar a hombros. Hasta hoy, se comenta en la campiña, el "casorio inconcluso" de Yetancio y la Josefa, las burlas y las risas, estan a la orden del dia...
1 comentario:
Lindo relato campero. Tiene olorcito y sabor a "asao" con piel.
Publicar un comentario