viernes, 14 de mayo de 2010

VUELTA AL MUNDO por Polly Cordobal

(la consigna, elaborar un relato a partir del micro cuento de Julio Cortazar, Pagina Asesina)






Le di la vuelta al mundo. No hablaré de los días que duró mi travesía, pero puedo asegurarles que cada lugar que pisé  fue una gran aventura, o mejor dicho, una ruleta rusa.
Comencé la gira hacia occidente, cuando el velero en que viajaba naufragó y llegué a una isla. Cerca de la orilla, encontré un pasadizo el cual me llevó a otro y éste a otro más.  Seguía adentrándome hasta que llegué a un santuario inmenso con bellas imágenes grabadas, en especial de toros. Supe inmediatamente en donde estaba: en el palacio de Cnossos del rey Minos.  Asustado comencé a correr y a pesar de unas cuantas equivocaciones, salí del laberinto con vida.   
Cruzando el mediterráneo, seguí mi itinerario al África, donde participé de un paseo safari, arriba de un elefante.  En cierto momento, el animal en el que viajaba se separó del resto del grupo y corrió hacia otra dirección llevándome hacia una zona pantanosa, donde encontramos restos de otros paquidermos.  ¡Sí, era un cementerio de elefantes! De repente, sentí que caía junto con la  gigantesca mole que se echaba de espaladas con los demás.  Tuve la suficiente osadía de saltar de su lomo y agarrarme de su trompa   y así no morir aplastado. Escapé del barro y cuando estuve en tierra firme, intenté llevarme un colmillo inmenso de marfil pero éste pesaba más de cien kilos.
A pie seguí hasta la costa y volví hacia Europa.  Visitando  los bosques de la región de Transilvania fui atacado por un vampiro a plena luz del día.  Para refugiarme  me escondí en una cueva,  de donde tuve que salir disparado, porque salió a echarme de su morada un dragón que arrojaba fuego. 
Cansado de aventuras, necesitaba algo más urbano y me dirigí a Escocia. Alquilé cabaña en una aldea alrededor de un lago y me dispuse a pasar unas tranquilas vacaciones, leyendo y pescando. De camino a la casa, paré a comprar provisiones y material para leer. Me habían contado la leyenda de que en un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen.  Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere; sin embargo yo hice caso omiso de esa advertencia.  En cuanto llegué a la casa, busqué un bote de remos y me adentré en el lago apacible para dar cuenta del libro adquirido. Estuve entretenido hasta que un temblor estremeció la embarcación y vi al gran monstruo marino saliendo a respirar. Remé lo más rápido que pude hacia la costa, sin llamar la atención del monstruo, a quien resultó ser que le debo la vida, porque al voltear la hoja del texto que leía, esta contenía una blanca y la hora era exactamente las tres.
Decidí que debía viajar hacia América. El avión en que volaba hacia Miami perdió todas las señales de los controles, cuando sobrevolamos las islas Bermudas.  Unas potentes  luces encandilaron al piloto y de no ser por mi rápida respuesta no sé donde hubiéramos terminado; el caso es que dirigí el avión hacia el suroeste y realicé un aterrizaje forzoso en una selva tropical. Saliendo de la aeronave nos esperaban los indios jíbaros, más conocidos como los reducidores de cabezas.  Querían decapitarme pero una de sus mujeres que al parecer enamorada de este servidor, me mostró como escapar.  Llegué a Chile cuando comenzó un fuerte temblor de tierra. No podía seguir allí. Continué el viaje hacia el lejano oriente.  En Singapur,  llovieron pesados peces que azotaban a los caminantes asestando fuertes golpes.  Las calles y jardines se vieron llenos de ellos. Sin embargo al no estar en su medio habitual rápidamente morían y hedían. Al llegar a India, me  tomaron prisionero y me obligaron a caminar descalzo sobre  carbones prendidos. 
Volví a mi hogar. La gente piensa que Israel es un país peligroso, siempre al borde  de una guerra. Yo les aseguro que es el mejor lugar para vivir. 

5 comentarios:

A.R.N. dijo...

sorpresivo final. muy bien

David dijo...

Uno de los relatos mejor armados que he visto. Ingenioso tanto el uso de la consigna como la evocación a Julio Verne. Yo redondearía el mismo final, que está bueno, con mayor sutileza. Al menos para mi gusto.
Bien Polly.

Gabriela Szuster (Gamyr) dijo...

Muy bueno Polly, me encanto.

shula dijo...

Me encanta como escribes. Tienes el don de llevernos de la mano y hacernos ver todo y casi palparlo. parece una pelicula. Excelente!!!

sara rawicz dijo...

Muy bueno, como todo lo que escribís.Me gustó mucho.