miércoles, 15 de junio de 2011

PERDIDA IRREPARABLE por GLADYS GOLDSZTEYN


Estoy siempre triste y abatida. Me siento distinta de la demás chicas, sucia e indigna. No sé que voy a hacer de mi vida no puedo continuar así. Me harté de escuchar que la primera vez se hace por amor, y que es lo más preciado que una mujer le puede entregar a un hombre. Así que en tanto y en cuanto pudiera llegar enterita al matrimonio tanto mejor. Lo dice mi papá y todas las vecinas.
Roberto me invitó a dar una vuelta en su moto, me dijo tener que llevarle no se qué cosa a un amigo hasta su casa, lo acompañé. Atravesamos un largo corredor, tocó timbre al fondo en el último departamento, nadie respondió. Para mi asombro saca una llave, abre me invita a pasar. Su voz y actitud cambiaron totalmente, me ordena quitarme la ropa. Mis ruegos y mis lágrimas de nada sirvieron. La bestia contento de hacer suya una “muerta aterrorizada”, actuó en consideración.
Intento suicidarme, “un buen amigo”, corre conmigo en brazos al hospital, no sé si  agradecerle o insultarlo, pero entiendo que hizo lo mejor que él creyó. Además está enamorado de mi y es comprensible su desesperación.
Mi vida continúa pero el tormento no cesa, deambulo por reuniones de espiritistas trasnochados, que perturban el sueño de los muertos sin dejarlos en paz.
Me diagnosticaron leucemia, ahora sí, realmente no quiero seguir viviendo para que sufrir con una enfermedad. Desesperada vuelco esa botella de alcohol que tanto conservo sobre mi cuerpo. El dolor de las quemaduras es tan intenso, desesperada corro hacia la calle, con el último aliento de vida que me queda murmuro, puerca y miserable vida que me tocó en suerte. Ante mi ataúd la gente murmura toda clase de comentarios, mi cara está totalmente calcinada, me velan a cajón cerrado. Lo que más me llama la atención es el comentario de las vecinas:- pobre chica, parece de que no era virgen –
         

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