domingo, 8 de abril de 2012

La Caverna por Luis Goren

           Decidimos con mi compañera, hacer una excursión a un lugar remoto del Asia, donde según nos informaron, la "civilización" aún no había impuesto su sello, y la vida se desarrollaba como se había desarrollado a lo largo de los siglos. Tardamos varios días en preparar el equipaje, porque había que llevarlo TODO. En ese lugar, no había nada de nada.
          Fuimos de sorpresa en sorpresa; como no había edificaciones ni museos ni nada remotamente parecido para admirar, solamente nos quedaron dos cosas: los paisajes y la gente. Los paisajes eran cosa de no creer; cambiaban de acuerdo al estado de ánimo del que miraba, y se acentuaban o debilitaban los colores, parecía que a voluntad. Uno podía estar triste y los colores se hacían mas vivos, y cambiaban con su influencia la tristeza por la alegría. Era algo alucinante, porque estos paisajes, no tenían parecido alguno con lo que uno estaba acostumbrado a ver
          Y la gente: cada uno, hablaba cuatro o cinco idiomas prácticamente a la perfección, y aunque no vimos ningún papel impreso, no nos hubiera extrañado que supieran leer y escribir perfectamente; tenían un porte y una prestancia, que nos hacían quedar a nosotros, como pre-históricos, siendo ellos los civilizados. Y no solamente eso; el color del cabello y la cara, parecían bronce viejo.
          Una mañana, me levanté temprano y salí solo a caminar, y distraido, mirando el rosicler del alba, tropecé y me caí contra una piedra. Ésta, giró y dejó al descubierto la entrada a una caverna, en la que penetré sin pensarlo dos veces. Era una excavación en la roca del tamaño de una catedral, con las paredes tan finamente trabajadas, que parecían incrustadas en piedras preciosas. Estaba tan absorto que no percibí la presencia de una de estas persona, que me dijo: "veo que has descubierto nuestro secreto"; y continuó: "el resto es simple: somos de otro mundo, y estamos estudiando al hombre, para ver si es merecedor de integrarse a la Federación Galáctica"
          Movió una piedra en la pared, y apareció una pantalla con imágenes de otros mundos. Me quedé patidifuso; de acuerdo a lo que ví, el Planeta Tierra era una motita en un Universo poblado por mundos habitados. Me dijo: "como comprenderás, este experimento ha terminado porque nos descubriste. Ahora nos vamos y volveremos mas adelante, porque la especie Humana, aún no está lo suficientemente civilizada, para poder formar parte de la Confederación Galáctica. Hubo otros mundos como este, que se autodestruyeron por el uso indebido de energías que sus habitantes, no supieron controlar. En lugar de dominar las pasiones, las pasiones los dominaron a ellos".
          En cuanto terminó de hablar, despareció todo y me encontré apoyado contra la piedra con la que había tropezado, mirando el mismo amanecer que me pareció  desvaído, abandonado, como muerto, y sentí que me invadía una profunda tristeza, que los colores del paisaje, ahora, no pudieron disipar, tristeza que continúa al pensar en lo estúpida que es la especie humana, de la que formo parte.
          Al otro día levantamos campamento, y partimos de regreso hacia la "civilización". Nunca conté esta Historia; nunca me abandonó la tristeza.                

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