Cuando
Adrian tuvo los años apropiados para su Bar Mitzva (algo así como una comunión
judía), su papá y su mamá optaron por organizar una parranda como nunca hubo
por la zona.
Mariana,
la mamá, quiso ir a la modista más cara y encargó ropa lujosa y muy muy chic.
Ricardo, su papá, optó por un saco sobrio y un pantalón al tono. Lo más
difícil, como ocurría por lo común, pasaba con Sabina, la niña malcriada a la
cual todo la irritaba y ponía chinchuda. Por lo tanto y para apaciguar sus
locuras optaron por un aparato con cintos y mordazas comprado para la ocasión,
igual a uno para torturas hallado por la zona militar, para aplacar sus locuras
típicas.
Salió
bárbaro. Toda la población comió, tomó, disfrutó y a la par habló maravillas
gracias a la conducta tan maravillosa
mostrada por Sabina.
7 comentarios:
Casi lo logran!.. "encargó", me encanto la idea
pudieron haver cambiado "encargo" por "pidió" o "solicito"
ENCARGO PINCHE!!!!!!!!!!!!!!!!!ACHAVO EL PUTA MIERDA DE BLOG Y DE CUENTO O REDACSIONNNNNNNNNNN PINCHE WEEEY!!!!!!!!!!!!!!!!!!FOOLLAME DURO TU Y TUS PPUTIS CUENTOS METEMELOS POR EL PUTO OJETE D MIEEEEEEEEEEEEEEERDALO TENGO LLENO D MIERDA CHUPAMELO INVECIL Y LA POLLA TAMBIEN LLENA D SEMEN BUEN0 Y RICO BEBEXDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Buenísmo comentario ...
Que clase de pendejo eres, tu comentario es un asco anonimo
Todos són anónimos
Todos són anónimos
Publicar un comentario