viernes, 26 de noviembre de 2010

CRIMEN EN CORONEL SUÁREZ por EMILIO FELER

Soy la vergüenza de Coronel Suárez. Todos saben que la muy puta se encama con todo guacho que se le cruza. Tengo que acabar con esta infamia. Me voy al fondo del local, al galpón donde guardo las herramientas y las armas.
Tomo la escopeta recortada de dos caños, la que uso para cazar jabalíes. La aceito. Solo pienso en borrarla a ella, y terminar con el oprobio en que vivo. Mucho no me van a guardar, porque lo que voy a hacer está justificado. Le meto dos cartuchos. Meto el arma en una bolsa de arpillera y la tiro en el piso de la parte de delante de la chata.   
Traqueteo por las calles hasta que llego a casa. Es tarde, no hay luces, ni yo las necesito. Sin hacer ruido abro la puerta de calle. Camino sobre la alfombra y abro la puerta del dormitorio.                                               
Tiro de los dos gatillos juntos directo al bulto que se nota debajo de la ropa de cama. El estampido es terrible. Me resta verle la cara a la desgraciada. Levanto la colcha, pero… ¡pero no es ella! Son mis hijos, Juan y Fabio.                                              
Cargo nuevamente el arma, con un solo cartucho esta vez. Con dificultad me introduzco los caños en la boca y disparo.


No hay comentarios: