lunes, 15 de noviembre de 2010

SOMOS NOVIOS por GABY SZUSTER

Se conocieron e inmediatamente se sintieron atraídos. Ese flechazo que lanza Cupido y nos
marca para siempre.
El quedó fascinado con sus curvas, su cuerpo sensual y voluptuoso. Su pollerita roja plisada que se movía al compás de sus caderas le cortaba el aliento. Ella se enamoró de su blanca sonrisa, de su dulzura, de su ternura.
Salieron varias veces, estaban felices, enamorados.
Una tarde, Alex pasó a buscarla por su casa, al ver su provocativo escote le pegó una fuerte bofetada. Las lágrimas brotaron desesperadas y Laura no podía reaccionar ni decir palabra. Pasaron unos segundos, tensos, silenciosos…
Y de pronto Alex al ver las lágrimas de su amada cayó en la cuenta de lo que había hecho, y pidiéndole perdón juró una y otra vez que no volvería a hacerlo. Laura aceptó sus disculpas, hasta se sintió un poco avergonzada, al fin y al cabo, Alex la celaba porque la amaba.
Al cabo de tres semanas exactas, Alex fue a buscar a Laura al trabajo, esperándola al resguardo de un árbol. La vio salir tan hermosa y sonriente, riéndose con un hombre un poco mayor. Esperó a que él se alejara y se acercó a su amada, sin tiempo a reaccionar le pegó una trompada que la desmayó en el lugar. Cuando Laura volvió en si, no sabia donde estaba. Tardó unos segundos en reconocer la casa de su novio, que temeroso la llevó a resguardo. Esta vez se sintió verdaderamente asustada, la sonrisa que tanto amaba le parecía ahora una mueca que la aterrorizaba. De rodillas Alex le pidió perdón, se justificó de mil maneras, y Laura lo terminó perdonando y aceptando que en definitiva era ella quien había provocado esa reacción.
Los meses pasaron, y se repitieron varias situaciones como éstas. Y cada vez era peor, porque para Alex, cualquier cosa podía significar una provocación.
Laura perdió la alegría de vivir que la caracterizaba, su espontaneidad y frescura. Laura no podía hacer totalmente responsable a Alex, ella se sentía culpable. No sabia que hacer, se sentía perdida, demasiado vulnerable.
Lentamente, comprendió con el alma herida, que ahora ella era una MUJER GOLPEADA.

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