domingo, 14 de noviembre de 2010

ESO por YAEL LEVIN

Soy un libro. No crean, como dicen algunas personas de ellas mismas, que soy un libro abierto. No. Soy un libro en el más estricto sentido de la palabra y muchas horas de mi vida las he pasado cerrado.
Sé que cuesta creerlo, yo, el centro de la fiestas, que siempre estoy dispuesta a salir a bailar o a cantar o a tomar y cantar, que estoy felizmente casada hace más de dos décadas y todavía seguimos enamorados, tengo hijos buenos e inteligentes, vivo en un palacio, nuestra situación económica es muy buena, tengo los mejores amigos del mundo y una amiga del alma, todavía me veo bien y tengo  éxito con los hombres… y con las mujeres, siempre tengo una sonrisa en mis labios, nunca me quejo, no me falta nada, al contrario:  tengo eso dentro de mí que no me lo  puedo sacar...
Soy el apoyo de mis amigas, ellas me cuentan lo que les pasa y saben que siempre tendrán mi hombro para poner su cabeza, trato de darles los mejores consejos, y si no los tengo, las abrazo y callo con ellas. 
Yo les cuento cosas mías. 
Eso no.
"Para el próximo domingo, tienen que escribir un monólogo interior" nos pidió Dani.
El único tema que sabía iba a escribir, era eso: es hora de contar la historia que me ahoga y me bloquea. Voy a abrir mi libro.
¿Porque a ustedes, colegas del taller? Debido que ustedes me conocen de manera superficial, me parece que para mí es una ventaja, me va a ser más fácil contárselo a ustedes que a íntimos amigos, involucrados emocionalmente.
Ustedes son un grupo adulto, inteligente y espero - no me juzguen…
En cuanto llegué a casa lo escribí, empecé desde el principio sin dejar un solo detalle a la imaginación, todo, sin excepción: me quedó buenísimo, bien explicado, orgullosa de la manera redactada, el final - fuerte, como la realidad.
Cuando terminé me sentía desnuda, sentí frío. 
No se lo mandé a Dani, "tengo tiempo todavía" me dije.
Me dí un baño bien caliente y me acosté. 
Fue difícil dormirme, pasé una mala noche, me desperté muchas veces, sudando.
El lunes me lo leí,…"solo yo temblaba al pensar cual iba a ser el final…y callaba"…   
La dolorosa verdad me miraba de la pantalla de mi computadora, resaltando paso a paso mi historia.
Si fuese el cuento de otro, hubiese admirado la imaginación del escritor, "pero es mi vida" me hice recordar, recuerdo lejano, inolvidable, dolor que aún quema mi corazón, me cierra y me hace callar.
Llegó el momento, estoy temblando, mi mandíbula vibra, tengo la boca seca, siento un vacío en mi palpitante estómago, mi índice caricia el lado izquierdo del ratón, indeciso, interrogando ¿mandárselo a Dani o no? 
Me decidí. 
Se los contaré, compañeros pero será en otra oportunidad, un día les leeré lo que escribí, abriré este libro cerrado dentro de mí y eso saldrá a luz, al principio se cegará por haber estado tanto tiempo encerrado, pero entonces nadie podrá hacerme callar ¡lo gritaré! pero ahora no puedo, todavía no
Juro que quise, creo que hasta me haría bien.  Perdónenme.
El callar es control, creo que no llegó mi momento de soltar las cuerdas que atan mi historia.  Contar - es dejar que vuele, que se esparce a los cuatro vientos, entonces no podré controlarla, no podré callar, no habrá camino de regreso.
Soy un libro en el más estricto sentido de la palabra y la mayoría de las horas de mi vida las paso cerrada, callada.                  

2 comentarios:

Gabriela Szuster (Gamyr) dijo...

Ojala puedss Yael un dia abrir tu libro y con el tu corazón. Tal vez no sea tan terrible como parece.
Un beso

Mosaicos (Taller de Escritura) dijo...

ojala