domingo, 26 de diciembre de 2010

EL INVITADO A FIESTAS por EMILIO FELER


Lo encontraron en un contenedor colectivo de residuos. Si lo hubiera encontrado alguien sin hijos se lo hubiera quedado, pero lo encontró un padre de familia con doce hijos. Lo entrego a la policía, que lo pasó al Juzgado que se ocupa de menores. Si hubiera sido rubio le hubieran encontrado casa enseguida, pero era más bien color mate por lo que fue a parar a un asilo de huérfanos. Por una razón u otra, se fue quedando en el asilo. Algunos no lo querían por el color, otros porque era bajo, otros porque era gordito, y así mientras otros chicos eran colocados en los diferentes tipos de adopción que había, Yakov, que así se llamaba, se quedo en el orfanato hasta que se fue al servicio militar. En el servicio militar, por alguna razón u otra sus compañeros lo dejaban de lado y al final se hizo amigo de un dejado del destino como él. A todos lados iban juntos, y Charlie que así se llamaba el amigo, lo presento a su hermana con la que se caso ni bien termino el servicio. Estaba permanentemente desempleado así como su esposa y vivían de la ayuda social, precariamente como es de pensar. En este momento de la historia voy a dejar pasar veinte años, en los que lo antedicho se seguía repitiendo. Nada pasaba, todo seguía igual hasta que un día al volver a su casa, su esposa le dijo que no había nada que comer, que hacer. Yakov se acordó en ese momento que en un negocio de la avenida cercana, donde pasó por la mañana hablaban de un multitudinario casamiento, donde habría más de mil invitados, y seguramente la mitad no conocería a la otra mitad. Le dijo a la mujer vístete que estamos de casamiento. En realidad se vistieron prestado de los vecinos y se fueron a la fiesta. Entraron, pusieron un sobre vacío en la caja y empezaron a comer lo que sirven cuando la gente todavía no se ha sentado. Yakov notaba que para mil invitados había muy poca gente, y estaba en esos pensamientos, cuando un señor muy bien vestido, con simpatía les pregunto quienes, eran. Yakov balbuceó en respuesta que venían al casamiento, ah les contesto el hombre, esto es un bar mitzva, el casamiento es en el salón de al lado, esperen que les abro la caja y se llevan su sobre, pues no van a ir al casamiento con las manos vacías. Abrió la caja y le mostraba sobres, hasta que Yakov contesto que sí, que ese uno era el sobre de él. Con el sobre en la mano se fueron para el casamiento. El sobre que le dieron se lo guardo, y en el casamiento donde nadie les pregunto nada, pusieron un sobre vacío. Al otro día Yakov fue al almacén, pago la cuenta y recibió el vuelto del cheque. Y así, este hombre sin rumbo, lo encontró. Siguió viviendo humildemente, lo que le permitió con el producto de tantas y tantas fiestas ahorrar. En cuanto tuvo dinero, gente se volvió su amiga, y se venían a aconsejar, y lo respetaban y apreciaban. Hoy día ha perfeccionado su sistema, el tener coche le permite moverse con más rapidez, y hay noches que llega a estar presente hasta en cuatro fiestas. Lo que sí come en la casa, pues su actividad no le da tiempo para hacerlo en las fiestas.

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