martes, 14 de diciembre de 2010

LA BURBUJA ROSA por SARA RAWICZ



Gloria era una niña libre y feliz. Se crió en un ámbito y un tiempo, en el que la solidaridad, la comunicación y la tolerancia convivían con las personas; ella podía palparlas diariamente.

El tiempo pasó, la niña creció y la Capital reemplazó al pequeño lugar.

Muy pronto comprendió que en la ciudad se vivía de una manera distinta; su vida había trascurrido en una burbuja rosada.

Decidió conocer los motivos y se dedicó a estudiar a las personas, sus reacciones y sus sentimientos.

Cada uno se ocupaba de sí mismo, pues el egoísmo sustituyó a la solidaridad.

El hombre utilizaba a su prójimo, no importaba el sexo o si eran niños. El tolerante dejó de serlo.

La comunicación dejó de existir, provocando una gran frustración en la gente, que pensaba que sometiendo a los demás, se libraría de ella. No advirtieron que el más débil es siempre avasallado por el más fuerte.

Gloria sufrió una decepción al comprobar los cambios acontecidos. El hombre se había convertido en un ser que actuaba mediante sistemas preestablecidos.

No era este mundo en el que ella quería vivir. Añoraba su burbuja rosada. Pero entendía que era imposible volver atrás.

Sólo era necesario que alguien encendiera la llama de la rebeldía y rompiera esa vida robotizada, para acabar con oprimidos y opresores.

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