jueves, 23 de diciembre de 2010

SUEÑOS por SHOSHANA ZALTZMAN



Esta es la historia de Juanito, un niño como cualquier otro.

Después de nueve lunas, muchas noches de insomnio, un sinfín de expectativas llegó al mundo lleno de luz y esperanzas. Su mamá, sencilla y llenita lo cubrió de amor y su papá alto, morocho y quemado por el sol le dio cariño y palos, de acuerdo a la cantidad de alcohol que corría por sus venas.

Juanito se crió como todos pero no, era demasiado soñador para este mundo tan material y como en el ranchito de Las Breñas no siempre había luz, se iba a dormir temprano y soñaba…soñaba…

Un día se subió a una estrella porque quería ver cómo era la vida en la China, trepó al sol a ver si hacía mucho calor y le pidió a la luna que le prestara un poco de luz para jugar al futbol de noche en el campito de la esquina.

De tanto soñar se olvidó que la vida era aquí y ahora. Los chicos se empezaron a reír de él, la maestra lo retaba y el padre le pegaba. La única que lo entendía y le tenía paciencia era la mamá, que al igual que él soñaba para mejorar la vida y pasarla lo mejor posible.

Juanito se hizo artista, andaba con un pincel tratando de crear un mundo más lindo, con más flores y sonrisas, con más verde que negro, con más corazones que cuchillos. Juanito dibuja, pinta y tiene hambre. Recorrió rutas y caminos, anduvo por ciudades y pueblos.

Andaba, caminaba, dibujaba, pintaba, soñaba y tenía los zapatos con agujeros, la camisa gastada y la panza que siempre le crujía. De tanto andar y rodar se dio cuenta que los sueños ayudan a vivir pero no alimentan, que el arte ayuda a realizarte pero no compra pan ni ropa ni abrigo. supo que el sol te cobija pero también te quema, que el mar es hermoso pero traicionero, que las flores florecen en la primavera y después se marchitan. Entendió que comer y soñar no siempre son buenos compañeros.



Y en eso anda Juanito, probando formas de mirar y concebir el mundo.

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